VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


INSOMNIO

Jesus Aparicio Almiñana

23:00h del 5 de julio, ya estoy aqui de nuevo, despues de 356 dias, de un duro año de trabajo, con el mismo insomnio de todos los años. Pensando, meditando con la almohada, en como van a ir las fiestas, los encierros….
Mañana, dia 6, dia especial desde el despertar, dia de fiesta, de sentimientos a flor de piel en el almuerzo con la cuadrilla, despues, a todo el bullicio, al ayuntamiento, como siempre. Pañuelico al cuello, ya todo el dia es alegria, jolgorio, ambiente, fiesta, reencuentros con gente que no ves hace un año. Sin enterarme siquiera, llegan las diez de la noche, mi cabeza ya no esta de fiesta, ha cambiado el chip, inconscientemente ha cambiado solo. Ya solo piensa en mañana, dia 7, en el primer encierro. Piensa en volver a bajar a Santo Domingo para cantar el primer cantico al morenico, a San fermin, y en subir a su sitio, al de siempre, al ayuntamiento, justo donde acaba Santo Domingo, a saltar, a intentar liberar nervios, tension, emociones, miedos. Ese momento no hay nadie que lo pueda describir, ese momento hay que vivirlo, sentirlo, es unico, irrepetible. Sencillamente, es el encierro; el encierro de Pamplona……….. 

VIDA

Oscar Alberto Rissotto

Joaquin vivía cansado de la diaria rutina, yendo a la fabrica, y al volver, los muchachos tomando cerveza con indiferencia total por lo que sucedia.
La llegada de Mabel lo puso a Joaquin en vilo. Bonita, simpática, suspiraba al verla siempre con su uniforme blanquísimo yendo, suponía, al laboratorio Central.
Esa mañana se levanto mal, salio apurado. Habia estado en las corridas y luego había tomado demasiado.
Aun le zumbaba en la cabeza la música de Sam Fermin, casi lo toca un torito en el callejón. Estaba molesto, aunque todo era porque tenia a Mabel continuamente en la mente.
Iba a cruzar la calle y se distrajo viendo el jardín de Mabel. Sonrio, y en ese momento no observo el auto que iba hacia el sur. El impacto fue tremendo y quedo tirado en la calle,
Los vecinos corrieron en su auxilio, la ambulancia llego rápidamente y quedo hospitalizado.
Joaquin despertó creyendo que recién entraba al hospital. Había pasado cinco días en coma, pero algo, casi, lo hace saltar de la cama: allí, esplendorosa, estaba Mabel diciéndole: ¿Cómo te sientes, hermoso, te duelen las piernas?
En ese momento Joaquin sintió que la vida le daba una nueva oportunidad…  

SEDUCIDO EN LOS SARFERMINES

Juan Jose Retamar

Cuando Felipe era un chiquillo, sus abuelos paternos solían narrarle con lujo de detalles, cuanto ellos llegaron a solazarse durante las históricas, religiosas y multitudinarias Fiestas de San Fermín y de sus Encierros; que tanto maravillaron a Hemingway y a Dos Passos.
Siempre, en cada reunión familiar o cuando llegaba algún coterráneo cargado de nostalgias de su amada Navarra, revivían aquellos tiempos de la infancia y de la adolescencia.
Sí, y revivían, a veces con los ojos húmedos, aquel momento de la partida para la Argentina, en que el destino los desarraigó de su lugar en el mundo. Esas recordaciones quedaron instaladas en la mente de Felipe, y, cuando se graduó en la Universidad del Salvador, voló por Iberia, vía Madrid, con destino a Pamplona, donde llegó a la casa de unos tíos en la víspera del 7 de julio de 2001.
Un mes después despachó una postal. En ella se leía: “Engalanado como el abuelo Manuel, en sus añejas fotos, participé en uno de los Encierros. San Fermín me salvó de algunas cornadas cercanas, mas no me salvó de un par de ojos de ensueño. No me regañen: ya soy un nuevo inmigrante en suelo navarro. Besos: Felipe”.