VIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


CALENTAMIENTO GLOBAL

Modes Lobato Marcos

No.
No eran charlatanes de feria.
Los profetas del cambio climático tenían razón.
Año 2042. Estalla el cohete. Corro. Soy hombre y guepardo. Esquivo la duna de Estafeta y sigo corriendo.
Crujen las suelas de mis zapatillas, aplastando escorpiones, en Telefónica.
Cerca del callejón, tropiezo con un tuareg. Caigo al suelo y, asustado, miro hacia atrás. La manada de dromedarios se acerca. Esquivo al primero. El segundo me arrolla. Sus facciones se transforman y de su cabeza brotan dos cimitarras.
¿O son, quizá, astas?
Maldigo los espejismos. 

Y APAGUÉ LA LUZ

Izaskun Alegria Baines

Y apagué la luz.
Era el último en salir de la habitación que durante casi 10 días se había adueñado de nervios, prisas, sueño, risas, música y cansancio satisfactorio.
Mi padre siempre me había dicho que era uno de los momenticos más gratos y a la vez triste de todas las fiestas. La despedida el día 14 de julio llena de besos y abrazos, lágrimas y chupetes de todos esos niños que, día a día, acompañaban a la Comparsa.
Pensar en él me removió por completo. Una mezcla de orgullo y tristeza me invadió hasta que me giré y vi la cabeza de Caravinagre mirándome, como si fuera a decirme algo.
Sentí su presencia, su saber hacer, y vi que todos los consejos que me había dado estos años atrás era la mejor de las recompensas.
Estos eran los primeros San Fermines sin él, sin mi aita, ese hombre que a lo largo de 25 años había portado a las figuras más queridas de Pamplona.
Solo deseé que llegase de nuevo el día para abrir esa puerta y reencontrarme con ellos, con Él.
 

EL AVE FERMÍN

Juan José Cervantes Navarrete

Cada día que bajo por la rambla espero encontrarme con el ave que bebe de esa agua clara, como ojo de cristal.
Con cada encuentro el ave se ha amansado, desde hace dos días la he tocado. Su plumaje es fino, suave y tornasol.
Hoy he decidido que el ave es mía, que es parte de mi alma y la he llamado Fermín.
Recuerdo las primeras veces que la veía y ella me advertía, salía volando desperdigando gotas de agua, estas reflejaban sus colores que se intensificaban con el sol.
Aunque las aves no hablan, cuando cantan expresar todo lo que desean decir, quizás de más cosas no haya necesidad.
Ayer soñaba mientras llovía escuchando los tractores que construyen la urbanización, tan cansado estaba que el ruido no detuvo mi descanso. Entonces soñé con Fermín, soñé que la rambla era destruida buscando dar al agua una redirección.
Volteé a la derecha como siempre lo hacía buscando a Fermín, quien cuando no bebía estaba cantando en esa rama llena de musgo, como cantando al Sol.
El sol era más fuerte sin hojas que los atenuaran, la rama estaba en el suelo ¿y Fermín? Fermín estaba degollado brillando al sol.