VIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


CAUTIVA

Maria Concepcion Ubeda Gil

Estuve varios años fuera de España. Cuando debí volver sin yo esperarlo -caprichos del destino- no reconocí la ciudad que me vio nacer. Debo aclarar que cuando me fui con mi familia, tenía sólo 10 años. Era la década de los cincuenta. Volver en los setenta ya con 30 años, fue como despertar en otra dimensión…¡Qué belleza de ciudad!. ¡Cómo había cambiado!. Nada tenía que ver con la que yo conocí o, al menos, con la que mi mente recordaba. Qué gentes tan alegres, tan graciosas, tan vivas. Claro que, acababan de lanzar el cohete anunciador de las Fiestas por excelencia. Fiestas únicas, sin duda alguna.

A la Ciudad que me acogió cuando me llevaron siendo una niña, la llamaban la Ciudad Eterna. Pero la Ciudad que redescubrí nada más pisar su suelo, era la Ciudad de la Alegría, de la Luz, de la Belleza. “Pamplona -me comentaron mis allegados- siempre es así. Pero en estos días, todo se eleva al máximo exponente”.

Y así fue, de tal manera, que ya nunca consiguieron que me marchara de aquí. Los Sanfermines subyugan… Y esta tierra noble, formada por gente valiente, acogedora y generosa, en estas fechas cautiva.

 

EXPLORADORES

José Otondo Arraztio

En el silencio infinito del espacio avanza una nave. Es enorme y llena de pasillos por los que caminan atropelladamente pequeños seres verdes.
En la sala de observación algunos miran las pantallas: … Planeta Tierra… Pamplona… 7 de julio 2016… y de pronto uno exclama: ¡Vean esos extraños animales que corren entre la gente! y no se les ocurre nada mejor que hacerlos correr por los pasillos de su nave.
Lanzan el tubo abductor y en segundos los tienen arriba.
Los toros, desconcertados, corren como locos corneando y atropellando a cuanto extraterrestre encuentran por delante.
El desastre es tan grande que el robot de emergencia central devuelve de inmediato en el tubo los toros a Pamplona.
Por lo rápido que pasa esto la gente en las calles no lo alcanza a notar. Y ahora, en ese silencio infinito del Espacio va de vuelta la nave con los pasillos llenos de los pequeños seres verdes tirados por aquí y por allá, todo magullados y estropeados cantando adoloridamente:
Pobre de mí,
pobre explorador,
quiero que me vea
urgente un doctor.
y continúan con entusiasmo:
Pero volveremos,
fue grande la emoción.
El año que viene,
nos irá mejor. 

MATEO,MIKELY SAN FERMIN

Joseba Koldo Monreal Zía

Mateo, era un niño de cinco años de edad, al que le gustaba Toko-toko, y la joxefamunda. Tenía un hermanito pequeño, llamado Mikel. Mateo, tenía un poco de envidia, por temor a que le invadieran su territorio Comanche.
Conforme se fueron acercando las fiestas de San Fermín, este les hizo tres regalos, que ya no olvidarían en toda su vida.
Los tres, les hicieron una ilusión: el gigante Toko-Toko, la Joxefamunda y la FE en sí mismos, en la familia, en la amistad y en el Santo San Fermín.
La noche del 5 al 6 de Julio, Mateo y Mikel estaban durmiendo y soñaron que San Fermín se les aparecía en sueños “Mateo, Mikel, prometerme una cosa, que cuando vuestra familia se enfade tendréis en la FE, de unir a todas y a todos, bajo la protección de la Capa de San Fermín.

El regalo más importante que tendremos, cada día de vida, que disfrutemos, será, la propia
vida, y el ver a los nuestros, disfrutar de cada rayo de sol, de cada anochecer, de
cada procesión del siete de Julio, y tener a nuestra familia siempre, siempre, en nuestro CORAZON.