X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL QUINTO COHETE

Milagrosa Gallego Guruciaga

Se va si despedirse. Claro, piensa que estamos dormidos y, en realidad, llevo desvelada más de una hora. Parece mentira… con lo que le cuesta levantarse para ir a la universidad y en cambio para esto se levanta a la primera sin ningún problema. He oído ruidos en la cocina pero, ¿habrá desayunado bien?. Ayer dijo que igual lo dejaba para después de correr porque tal vez se juntaba con sus colegas si todavía andaban de «gaupasa».
Y yo, ayer a la noche, como una tonta, planchándole la camiseta y los pantalones blancos porque, claro, ¡tiene que ir impoluto…! Qué daría por que no corriera, por no pasar estos ratos… Pero a la vez, y aunque sé que parece no tener sentido, me hace estar orgullosa cuando veo que sale en alguna foto del periódico o cuando le oigo hablar de sus sentimientos hacia las fiestas o cuando escucho cómo describe las emociones que siente cuando corre…
Desde que lo hace no soporto ni siquiera ver el encierro por televisión. Y sólo estamos a día siete… Suena el primer cohete… enseguida el segundo, ¡bien! Por favor, que sea rápido. El tercero, el cuarto… y por fin… uffff, el quinto, su WhatsApp.
 

VOLVERÉ EL PRÓXIMO AÑO

Manuel Serrano

He visto más encierros que todos vosotros juntos. Los veo en primera fila. En primerísima línea. Lo mejor es que he recibido más cornadas que nadie y sigo casi ileso. Durante el resto del año me reservo para estar listo y que así lograr sumar uno más.
Pocos días antes ya estoy en la calle, cerca del recorrido, vigilando que las cosas estén perfectas. Amanezco cada día preparado y nervioso. Aunque no hay aglomeraciones, noto el estrés de lo que va a venir.
Primero es el chupinazo, después el cohete que anuncia el primer encierro. Ellos corren despavoridos, yo ni me muevo. Me quedo en mi sitio soportando embestidas, empujones y pisotones. No nace muchos lustros, en otro lugar diferente al de ahora, pude ver cómo un morlaco de quinientos kilos empitonaba a un imprudente. Por suerte lo pudieron poner a buen recaudo detrás de mí. Sanitarios y policías se hicieron cargo de él. Al rato, volvieron a mi lado, a la espera…
Cuando peor lo pasé es cuando me tocó en la curva de la Estafeta. Dos compañeros míos se rompieron. Por suerte yo estaba arriba del todo.
 

LA ESCALERA

Miguel José Izu Belloso

Uno de enero, Circuncisión de Nuestro Señor.
Dos de febrero, Virgen de la Candelaria.
Tres de marzo, San Emeterio y San Celedonio.
Cuatro de abril, San Isidoro de Sevilla.
Cinco de mayo, San Eulogio.
Seis de junio, San Norberto.
Siete de julio, San Fermín.

Siempre me ha dado cosa que la escalera estuviera incompleta.