X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


ESPECTÁCULO DESCONOCIDO

Amadeu Isanta Vallmitjana

Después de un encierro accidentado, con varias cornadas que hicieron diana en muslos y glúteos, el grupo de colegas decidió entrar en el bar más cercano para recuperarse del susto a base de más alcohol.
Javier, al que la turbieza no le abandonaba desde hacia muchas horas, empezó a notar los efectos de una indisposición descomunal. Los amigos, concentrados en una animada charla, no repararon en el color verde pálido que estaba cogiendo su rostro, y en que se estaba gestando un espectáculo desconocido en los Sanfermines. De repente, una combinación de convulsiones, arqueos y estiramientos reclamó la atención de todos.
Javier solo pudo aguantar unos segundos hasta que su organismo no pudo más. En el punto culminante de su estremecimiento inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás, con ademán de coger impulso, y con la abertura máxima que le permitió la boca expulsó una parábola perfecta de fluidos densos y viscosos.
En principio el chorro se dirigió hacia arriba pero unas décimas de segundo más tarde se convirtió en una amenaza. Eduardo, al intuir el peligro, intentó parar el tiempo, pero solo fue capaz de esperar que el chorro parabólico le cayera encima mientras los compañeros estallaban en un estruendoso aplauso. 

EL OLVIDO

Pablo Lorente Muñoz

Una extraña bruma de olvido se había extendido por el planeta por causas que los científicos olvidaron y, en consecuencia, ese año nadie se había acordado de las fiestas de San Fermín.
El ayuntamiento no había previsto ningún festejo, ni el arzobispado había planeado los fastos litúrgicos, ni las familias habían pensado en reunirse en torno a la mesa para invocar el futuro y mejorar el pasado, ni los turistas se habían planteado visitar la ciudad española.
Y amaneció el 7 de julio como si tal cosa, y los pájaros trinaban, y los niños iban a la escuela porque habían olvidado que tenían vacaciones, y los repartidores intentaban hacer su trabajo pero no recordaban el nombre de las calles y así, en líneas generales, el mundo seguía funcionando en un caos olvidadizo.
Una anciana asegura que vio a una niña de sonrisa querubinesca dirigirse al campanario de la catedral sin tocar el suelo, un joven afirma que era un niño que levitaba, un cartero está convencido de que era una adolescente flotante la que subió a la catedral a tocar las campanas.
El día de San Fermín ha sido declarado festivo en el mundo entero, fue el día en el que regresaron los recuerdos.
 

GENIO Y FIGURA

Rosendo Gallego Menárguez

Un anciano pamplonica se estaba muriendo en su lecho y olió de pronto el aroma de su plato favorito: el toro guisado. Hizo acopio de sus escasas fuerzas, se dejó caer de la cama y, poquito a poco, reptando a lo indio, salió de la habitación y alcanzó, jadeante, la cocina. Si no hubiera sido por su delicada situación, le habría parecido llegar al cielo: ¡en la mesa había preparado un gran banquete de toro guisado! ¿Sería un detalle final de su abnegada esposa para que él dejara feliz este mundo? Con un sprint supremo, se empinó a la mesa, alargó su mano temblorosa, y ya estaba a punto de comerse un trozo cuando apareció su mujer por la puerta y le sujetó el brazo diciendo:
–¡Fuera de aquí, que esto es para el funeral!

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