X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


AMANDO LAS FIESTAS DE SAN FERMIN EN SILENCIO

Mari Luz Hita Holguin

Soy Pamplonesa de nacimiento ,he nacido ,crecido y vivido en esta ciudad tan maravillosa y sus increíbles fiestas mundiales aunque hasta que no me hice adolescente no súpe lo que eran estas fiestas tan especiales y con tanto sentimiento con la que vivimos cada año,chupinazo ,encierros con sus corridas de toros ,salidas de las peñas ,ofrenda infantil a Sanfermin,conciertos ,gigantes y cabezudos,barracas y por supuesto fiesta y más fiesta todo el día en la calle un sentimiento que recorre tu cuerpo cada año,eso sentía yo en silencio a mis padres no les gustaba la fiesta y la vivíamos a distancia en un barrio próximo a donde realmente estaba la fiesta,mi hermano y yo la teníamos en el corazón y nos brillaban los ojos cada vez que oíamos la palabra San Fermin,ahora la vivo de otra forma me casé en la capilla Sanfermin con un sanferminero hasta la médula y ya no la vivo en silencio me ha echo sentir eso que tenía guardado en mi corazón y se lo hemos transmitido a mis hijas que viven las fiestas como nosotros las sentimos y cada año la vivimos con alegría y deseando de año a año que lleguen y que no pasen  

LOS PATUCOS

Maria Jose Irigoyen Del Castillo

LOS PATUCOS
Pamplona, seis de julio. Apenas he dormido, van a ser tus primeros Sanfermines y quiero que todo sea perfecto. Repaso tu ropa una y otra vez, mientras te veo dormir con esa placidez con la que dormís los bebés. Todo está en orden, no falta nada: tu camisa, tu pantalón, la faja, el pañuelo…… y finalmente, reparo en los patucos. ¡Qué recuerdos! Los cojo con suavidad y los coloco sobre la palma de mi mano. Los ojos se me llenan de lágrimas. No puedo evitar recordar a tu abuela Teresa y el cariño con el que los tejió. ¡Qué orgullosa hubiera estado de ti!
No le hubiera gustado perderse este momento por nada del mundo. Y es que no es una casualidad el que te llames Fermín. ¡Viva San Fermín!
 

IBA DE BLANCO

Arturo Navallas Rebolé

Iba de blanco, estoy seguro, sus labios rojos se fundían con su Pañuelo rojo, sus pendientes rojos, su San Fermín rojo en el pecho, y con esa mirada tan subyugante al oír el estallido del Cohete en el cielo… ¿Pero cuál?, ¿el de las doce?, ¿el de la salida de los toros al amanecer?, ¿el primero de los Fuegos que tiñen de color la noche?, o ¿el del Encierro, otra vez?… Iba de blanco, estoy seguro.
Las Dianas de La Pamplonesa despiertan la mañana y me invade una tensión irresistible tras el vallado, siento el aliento de los toros al pasar. Después, los salones del Casino abren las puertas de mi esperanza con sus espejos dorados irradiando destellos de los antiguos bailes de máscaras, hoy vestidos de blanco y rojo para el Baile de la Alpargata. Marcho tras la Comparsa de Gigantes, voy al Apartado, recorro las calles y la Plaza del Castillo, con sus músicas entrelazadas, y llego a la Plaza de Toros, rebosante de alegría con sus impactantes tendidos, y me doy cuenta de que no puedo seguir buscando esos labios rojos que me cautivaron, testigos del amor imposible añorado, es la Fiesta la que iba de blanco.