X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


THE TEMPEST FROM WITHIN.

Miguel Angel Gonzalez Maestre

It’s early in the morning, the sun still rising in the atmosphere, but I’ve never experienced this clarity of thought.
Standing in Saint Dominic street, I look around myself.

People that come from every corner of the world surround me.
They speak dozens of languages. Some are praying, others just whispering.

Closing my eyes, my ears are unable to decipher those accents.
But my soul do fully understand… The beating of their hearts.
The expectation that fills the air…

«O brave new world that has such people in it!» (1)

The silhouette of the horns, in the distance, standing out the fence.
The gate is about to open.
We notice the breathings of the bulls, which are blowing in the air… Like a furious tempest.
Coming up… Nearer and nearer…
The storm of two swords…
It’s in that precise moment when the truth finally reveals itself.

«Awake!»

When we comprehend that at times…
You need blindness to see. That at times…
Only by facing death, can we feel that we’re alive.

«Dear heart, awake! Thou hast slept well!
Awake!» (2)

(1) The Tempest. Act 1, Scene 5. (W. Shakespeare.)
(2) The Tempest. Act 1, Scene 2. (W. Shakespeare.) 

CONTRADICCIÓN PSICOLÓGICA

Iñaki Arbilla Ruiz

«Año 357 después de Trump.
Academia de Culturas Extintas.
Yo, Steve Marshall, psicólogo colegiado nº 331.577, a petición del Instituto de Ocio, transcribo los efectos experimentados por el sujeto sometido al ensayo clínico denominado «Recreación de los Sanfermines de Pamplona».
Asiste la enfermera jefe Margaret Clifford.
Duración del experimento: 204 segundos.
Tras recibir la dosis, el individuo se muestra tranquilo. Sin embargo, transcurrido un segundo, estalla de júbilo. Las correas apenas contienen la fuerza de su alegría. Parece que quisiera bailar. También abrazarse y besar a los presentes. Incluido el autor de este informe.
Acto seguido, el paciente experimenta un período de sueño breve e intenso. Dichos episodios (nueve en total) serán cíclicos. Al despertar, el sujeto presenta una breve fase de agitación, caracterizada por pulso acelerado y respiración entrecortada. Queda otra vez relajado y animoso tras lo que se diría una carrera trepidante.
Progresivamente agotado, el paciente continúa atravesando momentos de gran regocijo, por lo que queda sin explicación científica su aserto final: «¡Pobre de mí!», única verbalización realizada durante el experimento.
Concluyendo, desaconsejo desde el punto de vista médico el uso de esta recreación como método de ocio».
«Aunque me muera por probarla», pensó para sí mismo Steve antes de pulsar «Enter». 

NERVIOS

Pedro Pablo Del Guayo Litro

Desde aquellas noches de Reyes de la infancia no sentía tantos nervios. Nervios y una ilusión enorme. Plancho perfectamente el pañuelico y la ropa blanca. Con cariño de madre la dejo preparada en la silla, esperando que llegue la hora. Después de cocinar un buen ajoarriero me voy a la cama apenas sin cenar. Mañana me toca llevar el almuerzo y me ha quedado de lujo. La ropa me observa desde la silla y marca silenciosa los segundos de una larga noche casi en vela. No se cuántas veces abro el ojo y miro el reloj.
Repaso mentalmente todo: Cartera lista. Calzoncillo, calcetines y zapatillas blancas nucleares preparadas también. Móvil cargándose y con la alarma dispuesta ¿Estará bien el ajoarriero? Igual lo guardo en el frigo. Con la excusa me levanto. ¡Las dos y media todavía! Meto del dedo y compruebo que mañana van a alucinar con lo bueno que está. Regreso a la cama. Que no se me olvide comprar el pan, y los hielos y…
Abro el ojo ¡Entra luz por la ventana! Queda un rato para que suene la alarma. Salto de la cama y sonrío con alegría infantil a esa ropa que me espera ansiosa desde ayer. ¡Dios que nervios!