X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


NADA ES ETERNO

David Gregorio Ruiz Gómez

Mikel bajaba del tren después de un largo viaje. Desde la estación podía ver su barrio, en los últimos diez años había cambiado mucho, segurante tanto como las fiestas, tal y como comprobaría en los próximos días.
A pesar de la distancia había mantenido el contacto y pensaba disfrutar con todos sus amigos los momentos importantes. Ya en el almuerzo del día 6 terminó de ponerse al día y totalmente integrado gozó del chupinazo, de la noche, las mañanitas y por supuesto los encierros. Aún corría un amigo que empezó con él y volvieron a hacerlo como en los viejos tiempos.
Pero no sólo vivió la noche sanferminera o los encierros, algunos de la cuadrilla ya habían tenido hijos y no le quedó otra que verse rodeado de silletas junto a Caravinagre y compañía.
Sólo faltaba el último encierro y cantar el pobre de mí. Al día siguiente tenía que volver.
Como todas las mañanas el sol daba una capa dorada a una nerviosa y expectante Mercaderes. Minutos después Mikel soltaba sobre los fríos adoquines su último suspiro con el corazón atravesado por un toro llamado Eterno. No llegó al pobre de mí. Su espíritu quiso quedarse alli, siempre en fiestas. 

¡CORRIENDO!

Rodolfo Antonio Porras Martín

O me coge el toro o me muero del susto. Vivo no salgo. Ni siquiera sé si uno de esos viene detrás de mí, ¡tampoco voy a voltear! ¡Ayayay! ¡Ahora sí escucho el tacataca de las pisadas! ¡Voy a morir! ¡Voy a morir! Son mil toros, el tacataca es infinito. San Fermín no sé que tipo de santo eres, pero líbrame de esta. No soy atlético, ni valiente. Me desbarato de cansancio. Yo vine a ver los toros detrás de la barrera. Pero esos ojos como de canela -estoy que muero por ellos- Me preguntó que si yo era de los valientes, y yo de idiota… ¡Ayyy siento la respiración en la nuca! …me puse al lado de los que sí, sólo esperando que ella se fuera, pero los soltaron antes. ¡Allá está! con su sonrisa letal ¿Me miró? No sé… ¡Sí, me miró! La dejé atrás. Se me acabó el aliento ¡No puedo más! Ahora sí que es el fin… ¡Allá! una salida, ¿voy a llegar? ¡voy a llegar! Beso la tierra, no por nada, es que me caí. Estoy entero y viví la aventura de amor y muerte más intensa y corta de la historia. ¡Gracias, San Fermín!
 

VIDA

Oscar Alberto Rissotto

Joaquín vivía cansado de la diaria rutina, yendo a la fábrica, y al volver los chavales tomando cerveza con indiferencia total por lo que pasaba.
La llegada de Mabel lo puso a Joaquín en vilo. Bonita, simpática, suspiraba al verla siempre con su blanco uniforme, yendo, suponía a un laboratorio u hospital.
Esa mañana Joaquín se levantó mal, salió apurado; había estado en las corridas y después tomó algunas cervezas.
Aún le zumbaba en la cabeza la música de San Fermín, casi lo toca un torito en la corrida, y luego quedó molesto porque se distraía pensando siempre en Mabel.
Iba a cruzar la calle y se distrajo viendo el jardín de Mabel.
Sonrió, y en ese momento no observó el auto que iba hacia el sur. El impacto fue enorme y quedó tirado en la calle.
Los vecinos corrieron en su auxilio, la ambulancia llegó prontamente y quedó hospitalizado.
Joaquín despertó creyendo que recién entraba: habían transcurrido cinco días en coma, pero algo lo hizo saltar de la cama: allí, esplendorosa,de blanco Mabel diciéndole: ¿Cómo te sientes, te duelen las piernas?
Allí, Joaquín sintió que la vida, (Y San Fermín) le daban revancha…