X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MAGIA Y EMBRUJO DE MI PAÑUELO

Daniel Azcona Zabalza

Magia y embrujo de mi pañuelo
Los dos sabíamos que este momento iba a llegar; Pero antes de meterte en el cajón, quiero decirte algunas cosas.

Sé que ahora llegan los meses de echarte de menos, Los de imaginarte conmigo paseando por Estafeta rodeado de gente;. Sin embargo, me aliviará saber que habrá pastando unos toros que en unos meses pisarán la misma calle o que algún chaval estará recortando vacas o que habrá niños jugando con Toko Toko y Braulia, esperando a ver a los de verdad. Pequeños duendes inconexos tejiendo sin saberlo un tejido Sanferminero.

Pero alguien dijo que el tiempo pasa rápido. Unos juevintxos, 4 heladas y 10 pedidos nos separan de la navidad, primer peldaño sobre siete para volver a verte. Después llegaran los reyes : unas zapatillas . La liturgia seguirá con bajaros a ti y a la ropa blanca , se me escapara una sonrisa al miraros de reojo.

Mientras tanto llegaran los primeros rayos de sol, semana Santa, los carteles de SF’, primeros postes del vallado después, las ganas, el calor, y entonces…BOOOM!! 6 de Julio. Todo el trabajo de los pequeños duendes se habrá activado y volverás a lucir en mi cuello. 

PAMPLONA KOREA VIVA SAN FERMIN

Sagrario Zueco Eneriz

Tras una vida de opresión, de miedo, sin dignidad ni libertad, el dictador fue derrocado y un mundo nuevo se abrió ante nosotros. Internet nos mostró países y tradiciones desconocidas y partimos hacia la promesa de un espectáculo incomparable en una ciudad que cada seis de julio despertaba de su letargo para sumirse en ritos atávicos.
Fuimos testigos de la transformación de una muchedumbre blanca y roja, que estalló en un grito ancestral…¡Viva San Fermín…¡Gora San Fermín…!!. La calle vibró en una vorágine de alegría, de locura, convertida en una bestia capaz de engullirte en segundos. Desfilaron amenazantes gigantes que recordaban misiles de un pasado demasiado reciente, fuegos artificiales que retumbaban como las armas de un régimen todavía latente en medio de la noche, toros bravos en la calle persiguiendo a una manada humana enfurecida que despertó un miedo profundo y arcaico.
No hubo extraños, ni enemigos, sólo seres poseídos por la fiesta que durante siete días llenó las calles de pura explosión de alegría, de vida.
Después, como en el mito, el animal volvió a su guarida y como si nada hubiese pasado, la ciudad recobró su ritmo perezoso y rutinario y empezó de nuevo la cuenta atrás.

 

BLANCO Y ROJO

Pedro Ignacio Legarrea Hermosilla

Santo Domingo. Dos sexagenarios ante la imagen del Patrón.
– Tú nunca cantaste aquí, Martín.
– No, no hubiera llegado a la Estafeta.
– Sigue emocionándome, ¿Y a ti?
– Sí, pero el Encierro se ha comercializado: todo es salir en la tele, tocar a los toros y muchos colorines, para que te reconozcan o vean la marca que llevas. Hasta hay ofertas de cursos para aprender a correr.
– También nos gustaba ver nuestras fotos en el Diario y en los escaparates de los estudios fotográficos.
– Pero ahora se ha desmadrado, Josetxo.
– Ahora se corre mejor y más cerca ¿O no?
– ¿Pero cuántos de los que se mantienen en las astas metros y metros lo harían si el Ayuntamiento obligara a que fueran exclusivamente de blanco y rojo? Como en Wimbledon: van de blanco o no juegan. ¡Y son millonarios! Igual mando una Carta al Director.
– ¡Qué talibán eres, Martín! Vamos a San Nicolás a echar una caña. Aunque no sé: a seco y ya dices eso… Como que si pudieras no volverías a corre, rodeado de «colorines».
– Y hasta con bata de cola, si hace falta. Pero blanca con lunares rojos, ¿eh?