XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MI MOMENTO

Mónica Sánchez Soto

Ahí vienen, parece que están nerviosos. No es para menos hoy tenemos una gran responsabilidad. Nada debe salir mal. Tenemos a toda Pamplona pendiente de cada uno de nuestros movimientos. Qué digo toda Pamplona, ¡Medio mundo! Uf, espero que todo salga bien. Cuando me eligieron no me lo podía creer. No hace falta que vuelva a repasar el recorrido, llevo días haciéndolo. Ahora toca disfrutar. Es mi turno. Estoy recto y preparado.
-“¡Pamplonesas! ¡Pamploneses! Iruindarrak! ¡Viva San Fermín! Gora San Fermin!”
¡Allá voy! ¡Arriba, subo, subo, subo,…! ¡¡¡Puuum!!!
 

LOS TRUENOS DE SAN FERMÍN

Ruth De Los Angeles Guiguet

Se perdió entre cuerpos blancos, rozándose ensimismados bajo el mismo tenor. La exaltación por la adrenalina colapsaba entre callejuelas festivas. Sus piernas se elevaban, su cuerpo huía de la sensación que lo trasvasaba, aún no los veía, solo se guiaba por los gritos y rostros desencajados de una emoción que no cuajaba… cabezas en girones rotaban en 360 grados… De pronto entre el bullicio frondoso escuchó ese delator repiqueteo sobre los adoquines lustrosos. El gentío esfumado estaba, el galopar de su corazón excitado y frente a él un par de cuernos afilados se inclinaban para que su resoplido chocara sobre su rostro hundido en un cuerpo desvanecido. La bestia y el hombre, el cónclave perfecto de una pesadilla autoproclamada. Su reflejo en esa oscura órbita negra donde se vio en una batalla consensuada. El aliento indómito lo penetró. Sintió ser absorbido por la sombra que lo mancillaba hasta esperar la final cornada certera. Proféticamente silenció el sollozo. La colosal cabeza expulsó un último bramido tan sediento de batalla como él minutos antes, pero la escasa oratoria entre ambos fue certera. Esa proximidad fue la exacta comunión del que busca y del que sabe seguir. Las pezuñas como truenos se alejaron de la tormenta vencida.