XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


TODO ESTO Y MÁS, ¡FLIPARÁS!

Xisca Mora

A las 12 del mediodía del 6 de julio, en Pamplona manda la tradición: Desde el balcón del ayuntamiento se lanza el chupinazo, ¡qué emoción! Se dice que tiene su origen en la época medieval, aunque eso a la gente le da igual.
En la plaza te sientes como una sardina, y a los pamplonicos se les pone la piel de gallina. Todos visten atuendo blanco, pañuelo rojo y el pelo a su antojo. Ay corredor, prepárate y ten mucho cuidado, que los encierros no te dejen lesionado. Son siete días, seis toros y seis cabestros. Una plaza, “tropocientas” mil personas personas y unos ochocientos metros. Pues normal que tengamos fans: Chartlon Heston, Ava Gardner, Orson Wells, y hasta salimos en el libro del mismísimo Hemingway. ¡Si hasta en Nueva Orleans nos han copiado! Es que nos han visto y han flipado. Incluso tenemos un “guiri day”, porque de todas partes nos vienen a ver. Con el “Riau Riau” al son del vals de Miguel Astráin, cantamos y bailamos hasta que se pone el sol. Y cuando llega el 14 de julio, “pobre de mí”… La despedida ya está aquí. ¡Otro año que ha pasado, y como siempre, no nos ha defraudado!
 

YA HUELE

Gabriela Costas Santos

Día seis.
Suena el despertador, diferente.
No apetecen cinco minutos más.
Me asomo a su dormitorio con ganas de hacer cosquillas.
No voy despertarlos todavía.
Horas intensas aguardan.

Camino hacia la cocina tarareando «Clavelitos» mientras divertidos momentos de años anteriores juguetean en mi cabeza.
Sonrío.
Ya está aquí de nuevo…
Un café y dos tazas de cacao.
Para abrir boca.
¡Hay que dejar hueco!

Mi tradicional faena comienza haciendo ruido con sartenes.
Y escucho sus emocionadas voces.
«¡Maaaaa! ¡¿Por qué nos has dejado dormir tanto?!»
De un trago el desayuno.
Comienza el amado caos.
«¿Llevamos blusón? ¿En qué lado se ponía la faja? ¿Dónde hemos quedado con la cuadrilla? ¡Qué rico huele!»

Sí, ya huele…

Sofá vestido de prendas ordenadas por tamaños.
Bajos de pantalones blancos, sin doblar, marcados con imborrable kalimotxo.
Gorros, lentejuelas, gafas que marean, collares que quizás no regresen…

Primera fotografía del día, del almuercico: huevos, patatas, jamón con tomate y txistorra.
Saboreamos nuestro último bocado asomados al balcón, impacientes.

Sonidos distintos.
Personas iguales.
Calles que comienzan a llenarse de risas y prisas teñidas de rojo y blanco.
Hay que anudarse YA el pañuelo a la muñeca, ¡que casi es la hora!

Ya está aquí…
Ya, de nuevo, es SAN FERMÍN.