XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MIEDO ESCÉNICO

Marta Asensio

No sé muy bien dónde estoy. La cabeza me da vueltas. Tan solo puedo escuchar una multitud aclamando nuestros nombres. Me asomo por la ventana y veo pañuelos rojos. Todo el mundo los lleva en la muñeca. ¿Qué día es hoy?

De pronto, el sonido de la puerta me asusta. «Faltan diez minutos para salir». Reconozco que me temblaba el cuerpo entero. Desde las pezuñas hasta el primer pelo de la cabeza. Ahí estaba yo, rodeado de una multitud a la cual no conocía ni posiblemente llegue a conocer. Ellos, sin embargo, me esperaban impacientes.

Sin saber muy bien qué hacer, tomé aire y volví a asomarme para ver una vez más, las caras de entusiasmo.

Primer cohete. La puerta se abre. Empezamos a salir a escena.
Segundo cohete. Comienza la carrera.

Comienza San Fermín. 

SOLO HAY UN SAN FERMÍN AUTÉNTICO

Javier Gonzalez Delgado

Las uvas de fin de año estaban preparadas, como siempre. Se había juntado toda la familia a cenar alejados de las obligaciones del día a día. Todos hablaban a la vez, se miraban y se tocaban como verificando que eran reales.
-Este año he prometido que definitivamente aprenderé a montar a caballo -dijo el que parecía más mayor como si fuera un acto de valentía, le miraron con cara de asombro.
-Ya lo dijiste el año pasado y sigues montando a caballo, pero en realidad virtual -todos rieron.
-Yo iré a los Sanfermines -dijo la más joven.
-Pues me parece que hoy en día para tener emociones fuertes no hace falta arriesgar la vida, anda que no hay maneras de pasarlo bien sin necesidad de correr delante de un toro.
-Anda, vas a comparar. El chupinazo no es lo mimo oírlo en un altavoz que sentirlo en vivo, con un pañuelo rojo al cuello, con amigos entre una multitud con ganas de pasarlo bien, oliendo a pólvora en la plaza…
-Oliendo a sudor -salió al paso con una carcajada la más menuda.
-Callad -interrumpió la de más edad- van a dar la primera campanada.
Tras la última uva todos brindaron por un feliz 3019.