XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


¡TRES VECES CANTARÁ!

Sandra Del Carmen Umaña Santamaría

¡TRES VECES CANTARÁ!

Anotó en el calendario del 2019 las fechas de los SANFERMINES, 6 al 14 de julio. La leyenda de San Fermín siempre lo ha seducido, para él es una ironía que le den su nombre a un festín tan famoso en todo el mundo… EL CULTO AL SANTO, LA PROCESIÓN EN SU HONOR, LA CAPILLA DE SAN FERMÍN, LA CORTE DE SAN FERMIN, EL CAPOTICO DE SAN FERMIN. Todos saben que SAN FERMÍN fue detenido, encarcelado, torturado y degollado un 25 de septiembre tras ser ordenado obispo de Amiens en Francia.

A pesar de tan legendario mito, convertido en un bello apólogo, le atrae lo que en Pamplona sucede… EL CHUMPITAZO, EL BALCÓN DEL AYUNTAMIENTO, LOS 133 DECIBELES, LOS ENCIERROS,LOS DISPAROS Y LOS LANZAMIENTOS DE CUATRO COHETES, LA BREVE E INTENSA CARRERA DE TRES MINUTOS PARA 825 METROS DE RECORRIDO, EL MEJOR GUIRI, LA VESTIMENTA EN COLOR BLANCO Y ROJO, EL RIESGO y LA EMOCIÓN.

Siendo uno de los corredores, parado frente a la imagen de San Fermín, a las 7:57 de la mañana, a un minuto de abrirse la puerta del corral, ¡TRES VECES CANTARÁ!:

“A San Fermín pedimos,
por ser nuestro patrón,
nos guíe en el encierro
dándonos su bendición”. 

ACÉRCAME LA FIESTA

María José Larríu Chueca

Cuando entró por la puerta de la oficina, la recepcionista le miró con cara de sorpresa. Vestía de blanco nuclear, acarreaba una maleta de ruedas e irradiaba luz con una sonrisa inmensa. Entró en su despacho y no paró hasta el mediodía, cuando salió zumbando y entonando “Viva San Fermín”. Sorprendidos, sus compañeros le miraron y desearon felices fiestas. Ya sentada en el tren y respiró pensando que ya estaba en casa, pero desde megafonía avisaron de un retraso de dos horas: Triste y enfurecida, decidió dormir hasta la salida.

En la estación le esperaba Ana con una pulserica roja para ponerse a tono. Salieron deprisa, no había tiempo que perder. Entró en la habitación del hospital y su tía le miró tranquilizada. Ya podía empezar la fiesta. Pusieron un pañuelico en la grúa que movía la cama, sacaron una botella de agua con gas, pusieron la televisión y disfrutaron del encierro de la mañana: rápido, limpio, vibrante y sin aglomeraciones. San Fermín seguía extendiendo su capotico y había traído a su niña sin incidentes y con alegría.