XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


«FLASHES»

Cristian Zubiria Sayans

La escalera, en mi caso, es mecánica. A menudo, me asaltan recuerdos acerca de Sanfermines pasados o pensamientos sobre los futuros. Son como flashes que difícilmente podría describir. Así, fueron los pasados:
Imaginar, recordar, prever, organizar, preparar la ropa, comprar, presentir. Pronto a dormir.
6 de julio.
Descansar, soñar, madrugar, respirar hondo, levantarse, vestirse, mirar por la ventana, calmar los nervios, ilusionar, quedar con la cuadrilla, almorzar, ver a la gente, sentir el ambiente, ir en “villavesa”, enlatarse, bajar, inspirar, oler, andar.
Plaza del Ayuntamiento.
Llegar, apelotonarse, conocer gente, speak, protegerse, mirar arriba, agarrar, hablar, mojarse, sujetar, temer, fusionarse.
Explota el cohete.
Anudarse el pañuelo, felicitar, emocionarse, abrazar, saltar, aplaudir, levantar las manos, cantar, seguir la música, hacerse hueco, buscar, ponerse de puntillas, decidir, tomar algo, escuchar, moverse, bromear, reír, gritar, observar, invitar, bailar, entender, sorprenderse.
Pasan las horas.
Sentarse, picotear, conversar, rememorar, planificar, volver, entrar, beber, desinhibirse, besar, gastar, hacer el tonto, perderse, salir, encontrar, cansarse, mirar el reloj.
Ir a casa.
Caminar, despejarse, abrigar, desvestir, tumbarse, pensar, espirar, sonreír, dormir.
San Fermín. Nueve días. Muchas maneras de vivir una misma fiesta. Elige la que quieras pero no jodas al resto. No me gustaría tenerte en mi escalera.
 

PERDIDO… ENCUENTRO.

Gaizka Etxebarria Cubillo

El chupinazo retumbó en mi, sacudiéndome el corazón. Inmerso en una blanca, brillante y espesa nube intentaba orientarme, pero todo parecía difundirse en la abundancia. No había orden, no había lógica. Miraba atrás, inquieto; adelante, perplejo. Intenté relajarme y fijarme en otros. Pero no parecía haber duda en los demás. Las miradas se unían a la multitud como una luz une a los perdidos y todo se sustentaba con una misteriosa solidez. Entonces entendí porque el rojo porque ese color… esa sensación. Música, comida, bailes, personas. Dentro del caos era todo una increíble armonía. Y yo, no quería salir.
Me tumbé y dormí.
Ocho de la mañana y otro chupinazo me tensa ahora el cuerpo. Esta vez el corazón responde al temblor con firmeza. Las puertas se abren y la blanca nube se trasforma. Entonces corro. Corro ágil y veloz. Intensa respiración, latidos del corazón. La sangre bombeada recorre mi ser empapando mi pensamiento, mi alma. Sigo corriendo, sintiendo sin ver, sintiendo sin oír… corro sin mentir. Repentinamente, el túnel me oscurece y revela la grandiosa luz celestial de paz y felicidad donde todos ahora estamos.