XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


LINAJE

Jesús Félix Gómez

​El día esperado por fin llegó. Ahora me toca a mí continuar con la tradición familiar. Espero demostrar con orgullo mi linaje. Mantener con garbo mi porte hasta el final.

Aún recuerdo aquel día, cuando mi padre salió a la plaza con esa elegancia que solo se nos permite, a los que crecimos en una familia como la nuestra.

Yo era muy pequeño entonces. No entendía ni valoraba el enorme privilegio con el que fuimos distinguidos

La plaza se encuentra hoy a su máxima capacidad y la gente vitorea y espera con ansias mi entrada.

Se abre la puerta, y al entrar en la arena, me apropio de ella y escucho los gritos emocionados de todo el público.

Si en algún momento dudé por un segundo cual era mi misión en mi corta vida, este instante lo vale todo.

Todos los ojos se encuentran fijos en mí. Solo espero brindarles la mejor faena que hayan disfrutado en sus vidas.

Las Fiestas de San Fermín con sus Corridas de Toros y Pamplonadas, son un evento en el cual solo los toros de mi estirpe, podemos participar. 

CON LA MUERTE EN LOS TALONES !

Erik Batz

La carrera se parece a una huida, pero una huida vivida como el único modo de defensa de algunos animales salvajes que la naturaleza no ha provisto de bastantes armas. El miedo te corta el ímpetu, de verdad. El miedo secciona, sierra en vivo. Corta también el aliento. Pero la Estafeta es tan larga como un día sin vino, y en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, todo desfila, la vida, la muerte, los remordimientos y los deseos insatisfechos. Sólo en un abrir y cerrar de ojos. Y de repente, aquí están los toros, pegados al culo, luego codo con codo, se ven hombres blancos y rojos resbalando, cayéndose, saltando. De repente, me doy cuenta de que la muchedumbre está chillando. Ellos chillan, y corro yo, y los cabestros están a mi alcance. Los toros negros parecen pequeños, dóciles y tontos. Luego, diviso entre dos masas, algunos metros delante de mí, un porche estrecho, hacia el que me abalanzo, me empequeñezco, me pego, y luego cierro los ojos, jadeo, escupo, babeo, me dejo caer a lo largo de la puerta que me araña.
Me he rajado antes del final. Pobre de mí.