XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


SOÑANDO EN BLANCO Y ROJO

Cristina Marcos Sarró

El río rojo y blanco inunda las calles. Nace en un balcón, corre por la plaza, el día despierta. El negro del toro tiñe a los valientes, temerarios corazones embriagados de fiesta. Las astas rozan la carne, las suelas gastan las piedras, los cuerpos se doblan, desafían, se derrumban, pasan la Estafeta. Y haciendo la curva bailan con la muerte, con gritos ahogados que a todos alertan. Las barreras se estremecen, ojos curiosos miran, descubren, también se recrean. Tradición y presente en el aire se mezclan, se hacen inmortales en palabras e imágenes eternas. Vibran las emociones, en distintos idiomas al Santo se canta y también se reza.
Y ese río de hombres, mujeres y razas, de animales bravios, de sangre y arena, desemboca en el ruedo donde sigue la gesta, el arte y el toreo en círculo pasean, y brindan a las gradas, al cielo y a la tierra.
La ciudad se vuelve un mosaico de gentes, de pieles y lenguas, emociones y risas, de hambre saciada, romances efímeros, música y promesas.
Y cuando se acaba, en todas las almas un poso se queda, y aquel que lo vive, o el que lo desea, a san Fermín vuelve, con Pamplona sueña. 

¡QUÉ COMIENCE LA FIESTA!

Elizabeth Tayhardad Maestre

¡Qué comience la fiesta!
Veo que Hemingway vuelve a San Fermín cada año, es un torero que recoge a través de su capa toda la pasión desbordada en el ímpetu de las fiestas sanfermines.Sigo el espíritu de San Fermín y, me envuelve, la magia de su alegría, al igual que al escritor que se inspiró en su fiesta.
En cada paso siento el palpitar en las venas de la feligresía que baña las calles con contagioso fervor bailando el «Riau Riau» que cautiva al mundo.
Siempre corro con el corazón desbocado al encierro de los toros, encierro eterno que perpetuo cada año cuando sigo los pasos dados por la tradición. La adrenalina me lleva a la osadía con gusto, y grito con la multitud:
-“Pamploneses, Pamplonesas, ¡Viva san Fermín! Gora san Fermin!”
Cada 6 de julio pregono desde mi techo hasta en mis sueños:
-¡Lancen el chupinazo!,
-¡Quiero qué comience la fiesta!