XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


RITUAL

Paula Ballester Lafuente

Ya falta poco. Ha vuelto el cosquilleo en el estómago. La cuenta atrás toca a su fin.
Subo al granero a buscar las cajas. Esas que están llenas de ilusión, diversión, risas y emoción.
Busco entre todo ese montón blanco y rojo. Al fin, entre tanto pantalón, camiseta, pañuelo y faja de toda la familia encuentro mi ropa.
Ese olor, ese tacto. Sensaciones que solo nosotros podemos entender.
Y al fin, después de todo un año esperando… ¡todo listo!
Ropa planchada y preparada. Esperando a que llegue el gran momento de sacarla de nuevo a la calle. Esperando a que empiecen los mejores días del año.
 

ARQUITECTO BRASILEÑO EN SAN FERMIN

Patxi Ramírez Pérez

Llegué el dia 5, el 6 en la plaza tras un discurso gento llegó el chupinazo (mundial e inigualable evento).
Dieron fuego a la mecha y hasta su estallido y el mundo caminó lento pero contento. La algarabía se transformó en la melodía del mas bello instrumento olvidándome para siempre que es mejor mi carnaval opulento.
Correré el encierro, dije y entoné ese canto que con la tensión en aumento se torna sacramento.
Corríamos muchos, un ciento, y mis «trasnochadoras» playeras se adherían al pavimento como pegamento.
Como soy arquitecto corriendo miré el ornamento de un cercano convento, y por desatento me volteó un toro corpulento. Me administraron medicamento voluntarios del departamento de salvamento.
Regresé y propuse al parlamento modificar el reglamento (ley), osea, quitar a Corcovado el monumento y poner a San Fermín uno construido en cemento en su detrimento, mi argumento es que veo a San Fermín en todo momento:
Con los ojos abiertos cuando percibo lo que me hizo en el ligamento el astado portento. Al cerrarlos veo:
Que es la estrella más bella y de mi corazón el mejor complemento, pues late como él, pero en el firmamento.