XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


DE NUEVO EN CASA.

David Almagro Yubero

Con la sensación de encontrarse en casa y el pecho inflado de orgullo se asomó por el balcón para ser una vez más testigo de aquella marea de gente que como una ola de alegría todo a su paso arrasaba contagiando ese ambiente adictivo.

Siguiendo la música absortos como los niños de algún cuento se encaminan cientos de mentes que buscan poder evadirse mientras aquellas enormes figuran danzan con su gran cabeza generando emoción y sorpresa a la vez que conjuran la suerte para todos aquellos que alegres diluyen sus penas en ellos que les guardan y animan con celo.

El coraje que recorre sus venas recorre también esas calles que empedradas e imponentes sirven al cauce de gente para expulsar a sus males dejando que los entierren los sagrados animales que son el icono glorioso de unas fiestas tan ansiadas que vive la esa gente esperando como al agua esa mañana.

Volvió a respirar profundo dejándose llevar por la música con la que el propio viento jugaba tras haberla extrañado ese tiempo, No podía estar más contento porque una vez más sus ojos saciaban ese apetito de querer conocerlo todo con algo ya conocido pero que tanto calmaba su mente. 

TODOS LOS ESPERABAN

Javier Sánchez Campos

Desde su privilegiada posición, pudo ver cómo las muecas de esperanza se convertían en gestos de frustración e incredulidad. Vio a los corredores abrazarse, a turistas fotografiar la escena y a abuelos explicar a sus nietos la gravedad de lo sucedido. Los hosteleros transmitían sus dudas y los enfermos le rogaban llegar vivos al año siguiente para ver un último encierro. Los espontáneos depositaron flores, pañuelos rojos y periódicos enrollados a sus pies. Hubo quien silbó imitando el chupinazo y quien se puso a cantar el Pobre de mí. La suspensión era algo extraordinario, al igual que su decisión de abandonar la hornacina y unirse al pueblo.