Certamen Escalera Edición 4º peldaño


NO ES MÁS ALTO

Diego Collado Mazo

No es más alto el que no cae, sino el que se levanta.
No lo digo yo, sino que ya lo cantaba el famoso grupo «naparmex» «Cojón Prieto y los Huajolotes» a principios de los años noventa, aunando música mejicana y navarra.
Y es que sólo el que ha sufrido dificultades, y las ha superado, sabe de veras lo que es disfrutar de la vida. El que está enfermo y logra vencer la batalla del día a día, sabe que ganará la guerra. Un pulso contra la enfermedad donde tu brazo lo empujas no sólo tu mismo/a, sino también el personal que te cuida y atiende. Ellos son los estrategas, y tú el/la valiente que lucha en primera línea.
No lo has elegido, ya lo sé, pero créeme si te digo que en el campo de batalla ningún soldado lucha realmente por su país o su bandera. Todos luchan por su vida, y en tu caso no eres menos, sino que al contrario, eres más.
Eres más que yo, que no he pasado esa maldita enfermedad, y todavía estoy a tiempo de hacerlo. Tu ya estás recorriendo ese camino que te hará más fuerte y más sabio/a. Ya te falta menos para llegar. 

ANHELO

Teresa Martínez Alsasua

4 de abril y el sol se cuela por las rendijas de la persiana. Ese sol que me ilumina y me transporta al lugar en el que nací: los montes, los valles, océanos de un dorado intenso, la brisa cálida de una noche de verano o un cielo nocturno iluminado por las estrellas.

Cierro los ojos y estoy ahí; mis manos jóvenes y mi piel bronceada aprovechando cada rayo de sol como si fuese el último.
Época dorada en la que el tiempo lo invertía en soñar, en disfrutar, en reír…

¿Qué es la locura si no una forma incomprensible de exprimir el tiempo? ¿Por qué pensé que al crecer jamás enterraría esa parte de mí?

Respirando profundamente decidí. Decidí que iba a vivir, a soñar, que iba a amar como cuando era joven, como cuando exprimir la vida era mi única preocupación. Porque la vida se vuelve difícil con el paso de los años, pero en mi está el agarrarla y sacudirla con fuerza hasta que las montañas se vuelvan colinas de abetos y pueda pasear por ellas escuchando el cántico de los pájaros, escuchando tu cántico…

¿Lo oyes? Tic, tac. Ya está aquí. Tic, tac. Ya falta menos. Empieza a vivir.