XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


MELANCOLÍA

Santos Gozalo Ledesma

Todo comenzó unas horas antes del chupinazo. La vio por primera vez en el bar al que había entrado a desayunar tras una extenuante jornada de ocio nocturno.

La química entre ellos surgió enseguida. Volvieron a quedar durante las fiestas. La complicidad fue aumentando y llegó el noviazgo. Aquello derivó en boda. Después tuvieron a Claudia. Al poco, nació Carolina.

Cada 7 de julio, se trasladaban a un restaurante de postín, situado en el centro, en compañía de sus seres queridos. Contaban múltiples anécdotas y se reían a carcajada tendida. Las cosas cambiaron hace dos años. Aquella maldita enfermedad lo destrozó todo.

Sus hijas ya son mayores y tienen sus propias responsabilidades.

Cuando los recuerdos desaparecen de su mente, se levanta con dificultad del sillón y se dirige a la ventana. Observa la calle Estafeta a través del cristal. En menos de veinticuatro horas, comenzará a bullir, a teñirse de rojo y blanco. Al momento, una mueca de dolor se instala en su rostro: los sanfermines de este año serán tan tristes como los del anterior.
 

ESE BRILLO

Clara Carrasco Gil

Se le nubló la vista. A su alrededor la multitud ya se había convertido en un borrón rojiblanco. Supo que iba muy deprisa.

Sus piernas eran cortas, sí, pero eso no la iba a frenar. Pero, cuando ya se sentía algo más segura habiendo ganado terreno lejos de aquella bestia, el animal dio un giro inesperado y sus cuerpos quedaron enfrentados. Oscuro y fuerte el de él, minúsculo y acalorado el de ella.

Los más pequeños lloraban asustados, mientras la muchedumbre alzaba los brazos intentando atrapar los destellos.

Él pudo distinguir el brillo en sus ojos. Coincidió que reflejaron la estela de los cohetes que justo entonces salieron en espiral de la espalda del chico y, cuando aquello terminó de explotar, todos los chiquillos corrieron a abrazar a sus familias. Otra noche más habían vencido al toro de fuego. En el cielo, humo. Y en los ojos de aquellos niños, ese brillo.