XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


FIESTA NEGRA.

Estanislao Soldavini Monge

Tras un suspiro, detrás de las rejas se vio una bocanada de vaho; perseguido por ella, el humo de mi cigarro mezclado se aventuró hacia el cielo azulado de nubes dispersas. Hablaba con los toros, mientras los acariciaba les repetía. “Ha llegado la hora, hoy es el día, no se preocupen, todo estará bien; sólo corran sin detenerse.” Al bajar mis ojos, las cerraduras se estaban terminando de abrir, sabiendo con ésto, que era mi turno de alejarme unos metros. Escuché la embestida acercarse, cayendo en cámara lenta los confetis y las banderas ondulando, gritos y más gritos, gente por todas partes, instrumentos tronando al fondo por las plazoletas con individuos en danza alegre, y yo, de pie, esperando a que llegue ella. Oí la avalancha ósea aproximarse, volviendo a mi cuerpo de su abstracción, mi mente contempló aquella figura que resplandecía en su mayor negrura. Las criaturas taurinas, comenzaron a amontonarse entre la muchedumbre, fundiéndose en una enorme manta de oscuro azabache, descubriendo sutilmente una cara huesuda. Al segundo sentí el dolor de una daga gélida atravesando mi estómago; la blanca y afilada curvatura que partía desde mí se fusionaba con el manto de aquél último ser vivo que pude contemplar, la Muerte. 

MICRORRELATO POÉTICO DE SERVILLETA DE BARRA DE BAR

Esteban Bermejo Bea

Desde hace días un hormigueo
recorre todo mi cuerpo.
Son las señales que me indican
que por fin se acerca el momento.

Al pasar por la Estafeta
veo el cronómetro casi a cero,
me emociona, pero a su vez
me causa miedo.

En este lado de la barra
la vida hoy es diferente,
incomprendido a veces, saturado por
la gente, pero contagiado por
la alegría de lo que significa
para todos este día.

Tengo que dar lo mejor, sobre todo
profesionalidad y dedicación.
Estas fiestas lo merecen, y aunque a veces
parece que desfallezco,
una charanga me alegra a su
paso dándome aliento.

Mal comer, mal dormir,
un trabajo infravalorado,
es el precio que yo
pago, pero es
mi manera de vivir.
Viva San Fermín

Pero cuando todo acaba y miro
atrás, recuerdo las buenas
anécdotas que han pasado en el bar.
Compartir las fiestas entre compañeros
hacen que te unan más a ellos. La gente
finalmente te lo agradece, todo
ha salido como se merece.

A pesar de tener
el cuerpo molido,
paso de nuevo por la Estafeta,
esta vez siento un hormigueo diferente,
miro con pena el cronómetro,
y deseo que esté a cero de nuevo.