ERNEST HEMINGWAY
Jordi Querol Piera
Desde que Carlos se dejó la barba, la frase “eres igual que Hemingway” se repitió sin cesar. A Carlos, este colosal parecido le complacía, y decidió hacer gala de ello en Pamplona. Con mucha antelación, reservó habitación en el Gran Hotel la Perla para las noches del 5, 6 y 7 de julio. Al instante de llegar y cruzarse con una elegante señora que se quedó petrificada al verlo, empezó a sospechar lo peor.
—Your name, please? — le preguntó un recepcionista atónito.
—Carlos Lao.
—Bienvenido, señor—¿Están filmando una película?
—No. Solo vengo a los Sanfermines.
—Jamás había visto nada igual— confesó el director, que también estaba cerca.
—En Barcelona todo el mundo me dice lo mismo.
—Señor Lao, ¿podría asistir esta noche a una cena de amigos en el hotel?, la casa le invita.
—Por supuesto.
Un banquete en el que Carlos estuvo muy incómodo; los flases y las bromas de los múltiples comensales no cesaban de importunarle. Al final, el director, alzando su copa lo despidió así: “Amigo Hemingway, con usted otra vez aquí por San Fermín nuestra felicidad es total”
Dos horas antes del “chupinazo”, jurando volver el año próximo con el pelo teñido y sin barba, Carlos huía de Pamplona
LA MECA Y SUS CARTELES
Fernando Astrain Abadia
– Recuerdo este de 1959. ¡Fíjate!, «Garci-Grande». Era vizconde y sus toros me dieron la alternativa en los encierros.
¡La agilidad que teníamos, ¿eh, Lucas?.
– Yo no corrí nunca, pero las corridas que organizaba esta Casa por sanfermines, no me las perdí nunca. ¡Mira, ven!.
Este es el de 1967, ¿qué te parece?.
– Pues hombre, qué quieres que te diga, no me gusta nada.
– Fíjate en este nombre, “Conde de la Corte”. A un toro de esta ganadería, Diego Puerta le cortó dos orejas, el rabo y al toro le dieron la vuelta al ruedo.
– ¡Diego “Valor”!, asentó el residente Javi.
– El mismo, contestó su compañero de habitación. Pero, espera, no te vayas todavía al comedor. Ven aquí, que este cartel tiene más que contar porque lo recuerdo perfectamente. ¿Ves el nombre de “Ordoñez Araujo”?.
– ¡Venga que tengo hambre!, advirtió quien le acompañaba.
– Creo que fue el día 14 cuando Diego Puerta, “Valor”, que dices tú, le cortó dos orejas al primero y otras dos y el rabo al segundo. ¡Memorable!. ¡Qué tarde…!.
– Te voy a enseñar yo uno que es muy bueno. Mira, pone: «de segundo para hoy – estofado de toro». ¡Hasta luego, Lucas!.