SANGRE, VINO, FIESTA Y SIESTA
David Marín Ramos
Rojo sangre, rojo vino, rojo fiesta. Rojo sobre blanco y blanco sobre rojo. Un lienzo virgen el 6 de Julio, una obra de arte el 14. Sangre, vino, fiesta y siesta.
Alzo el trapo bordado, lo ato al cuello. Una promesa de matrimonio perecedero a una semana vista. Breve pero intensa. Salvaje e imprevista.
Harina, huevos y vino. Mi bautizo cada año en la plaza del castillo. Calor, gritos y alcohol.
Me aúpo a la valla, salto; ya estoy en el campo de batalla. Son las 7.59 de la mañana ¡VIVA! ¡GORA!
Las astas buscan su puntazo en un mozo: Rojo sangre.
Vomito: Rojo vino.
Los ambulancieros me llevan en volandas: Rojo fiesta.
Me desmayo en la camilla: Rojo siesta.
Es 6 de julio de 2020. Ha sido un sueño agradable. No hay rojo de sangre, vino, fiesta o siesta. Hay rojo corazón, rojo pasión, hay rojo San Fermín. Me levanto, me ato el pañuelico. Una promesa eterna. Me pongo mascarilla y guantes. Me está esperando el almuercico; huevos fritos y el rojo de la chistorra
SUEÑO EN BLANCO Y ROJO
Deborah Moisés
¿Cómo hemos llegado a esta situación? No lo comprendo. Ahora estoy aquí, encerrada en estas cuatro paredes blancas, esperando a que lleguen las 12.
Huele a alcohol, pero no el habitual un 6 de julio. Ya tengo mi almuercico preparado, hoy no he cocinado magras con tomate, hoy solo tengo un pequeño paquete de galletas María, un descafeinado con mucha agua y una manzana. Qué diferente todo, ¿verdad?- «El almuerzo de los campeones»- como rezaría cualquier anuncio de Cola- Cao, que ironía.
Alguien abre la puerta, es ella, mi ángel de la guarda de bata blanca. Se acerca al televisor y me guiña un ojo mientras pasa su tarjeta por el lector.
-Tienes 30 minutos, puedes poner el canal que quieras. Voy a cambiarte el oxígeno, te sentirás mejor.
Cojo aire y alargo el brazo hasta el mando. Ya está, prueba superada. Ahora busca el canal. ¿Qué estarán echando? ¿Noticias?, qué típico estos días. Hoy no muestran en una esquina el #SF20, hoy siguen con #COVID19.
Suenan las campañas, son las 12. Apago la televisión, no quiero que me recuerden que me está pasando. Cierro los ojos, pero antes me coloco mi pañuelico y susurro: «Viva San Fermín».