MÁS ROJO QUE BLANCO
Mayalen Luna Marcuello
Rojo, blanco, que acaba siendo más rojo que blanco. Estafeta. Toros. Corredores. La Pamplonesa. Gigantes y cabezudos. ¡Al Burgalés! Peñas. Dianas. Más toros. Nueve días sin descanso. Trescientos cincuenta y seis de espera. Y esperamos. Siempre con el corazón envuelto en blanco y rojo.
Nervios, emoción. Familia. Sobre todo familia. Y amigos. Abrazos, besos, reencuentros. Más emoción. Pamplona revive, y el casco viejo siente las ganas de no parar, de no dormir, de no perderse ni un segundo. De estar todos unidos. 6 de julio. Sentir escalofríos cuando, por fin, suena el cohete. Gritar más alto que nunca “¡¡Viva San Fermín!!”, porque son unas fiestas sin igual, ¡¡¡Riau Riau!!!
Suena la jota, “no te vayas de Pamplona”. Y es que nunca nos vamos. Ni nos iremos. Porque nuestro Santo está con nosotros, y el corazón, en blanco y rojo. Aunque más rojo que blanco.
PAMPLONA ERA UNA FIESTA
Alejandro De Santiago De La Bárcena
… Dándonos su bendición…
Va a empezar.
Fsss… ¡PUM!
Clon, clin, clon, clin, clon, clin.
Corre, corre, corre. No te detengas. No mires atrás.
¡PUM!
—Compadre, están bien bravos.
Conoce a las bestias, lo lleva viviendo treinta años.
—¡Eh!, ¡eh!
Alguien silba.
Como en un embudo, se van aplastando los hombres en las angosturas de la calle. Ya solo hay una masa roja, blanca, compacta. Empujan los cuernos.
No pienses.
Tropieza un hombre. Cae. Oculta la cabeza entre sus brazos, alguien lo agarra, lo atrae hacia sí.
—¿Estás bien?
Siempre hacia delante. Solo hay un sentido.
En un balcón, un padre junto al hijo (su primera vez), muy de puntillas, los ojos como platos.
—Papá, papá, ¿qué hacen?, ¿tienen miedo?
Ya van llegando a la plaza, que no por azar es un círculo: todo se repite.
Pamplona volverá a ser una fiesta.