XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


2020

Isabel Altuna Martínez

Pun… Mi corazón late a ritmo.
Pun, pun, abro el cajón.
Pun, pun, pun, el cinto asoma.
Pun, pun,pun, pun, huele a pólvora.
Pun, pun, pun, pun, pun, pantalón blanco, blusa nueva.
Pun,pun, pun, pun, pun, pun, San Fermin asoma.
Pun, pun, pun, pun, pun, pun, pun, 365 días más de latidos que sin perder la ilusión , esperan. 

ARRANCANDO SONRISAS

Ana González Alonso

– Este año es diferente, pero hay que festejar y que no decaigan los ánimos – dice Maricarmen.

– Eso es – responde Conchita -. Además, mi Ferminico ha salido del hospital y toca celebrar.

Conchita es clienta habitual. Conocemos mucho a su familia, por lo que me alegra oír que su marido, ese anciano sonriente, está recuperado.

Este 7 de julio no hemos visto a los corredores y toros pasar por la Estafeta, pero el virus está calmado y los pamplonicas cantan al patrón y celebran en las terrazas.

Mientras, nosotros esperamos a ser llevados a alguna casa para poder arrancar un puñado de sonrisas. En realidad, yo nunca voy. Al ser jefe, me toca quedarme por aquí controlando el no pasarnos a la zona de las palmeritas, pero mi sueño sería poder salir…

¡Ay, qué pellizco! Maricarmen, despistada, me mete en la caja… ¡qué emoción!

Llegado el postre, Conchita deja la caja de los afamados garroticos de chocolate en la mesa. Siento una mano fuerte y curtida, la de Fermín, cogiéndome. Entonces doy gracias por ser los mejores sanfermines de mi vida. Me voy, pero lo hago feliz y orgulloso porque sé que he arrancado una sonrisa a un anciano luchador y vencedor.