XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


COMIENZA LA FIESTA

Victor Herrero Ramos

Ya era casi la hora y Javier culebreaba entre la gente. Se colaba entre los cuerpos teñidos de blanco, que en pocos minutos se entregarían a los distintos colores que regalaba la fiesta. En la mano llevaba un pañuelo rojo que agarraba con fuerza. Las calles de Pamplona estaban inundadas de almas esperando el chupinazo. Al fondo de su visión estaban los de siempre, invitándole a que se uniera a ellos para abordar unos nuevos San Fermines. Javier les saludó con la mano y con ilusión se desvió hacia un portal. Dentro, subió las escaleras de dos en dos. Casi no tenía tiempo. Al llegar a la puerta C del segundo piso llamó al timbre. Le abrió su abuela, que le obsequió una mirada orgullosa. Javier le dio un beso furtivo y salió despedido hacia la habitación. Allí estaba él, tumbado en la cama, encerrado en sus demonios. Javier abrió la ventana del cuarto para poder oir el ambiente. Desanudó el pañuelo que llevaba en la mano y lo puso alrededor del cuello de su abuelo. Le hubiera gustado decir que ese gesto le despertó, que le animó a volver a este mundo. Al menos pudieron escuchar juntos el sonido de la esperanza.

 

NO SERÁ IGUAL

María Del Rosario Lominchar Villacañas

Mi momento más íntimo en estos momentos es en la iglesia, rezo porque este año no será como los demás. Este año ya no me acompañaras como los últimos veinte desde que comenzamos a venir a Pamplona por una absurda apuesta, por aquel entonces apenas teníamos barba.
Este año estoy solo, he venido para recordar, este año más que ningún otro será para rendirte homenaje. A ti mi viejo amigo de la infancia, este año has marchado y nos ha dejado un gran vacío. María y los niños te echan en falta viejo amigo.
Recuerdo esos momentos en La Mañueta, el chupinazo, los canticos, las carreras entre los astados, competíamos por ver cual hacia la más limpia. Pero al final todo daba igual si seguíamos juntos un día más, un año más.
Durante años y gracias a esa apuesta hemos sido más que amigos, nos unía una hermandad única, nos hicimos más familia si cabía. Recuerdo cuando hace años tuve aquella cornada, te dije que no volvería, pero vaya si volví bien te encargaste de ello.
Este año, se te echa en falta, ya no seré el mismo, yo y muchos otros, porque faltáis muchos de nuestra familia esa que formamos carrera a carrera.