NIMREFNAS
Diego Collado Mazo
El último bramido ensordecedor, de los tres habituales, pronunciado por los doce toros, se había apagado en el eco de las calles medievales.
Eran las ocho de la tarde cuando sonó el silbato de ultrasonidos que marcaba el inicio del encierro. Las puertas del recinto se abrieron ante los sorprendidos corredores, mientras los toros, prevenidos, empezaron a correr delante de ellos. Antes de la carrera, tal como manda la tradición, los doce toros habían degustado una buena merienda, compuesta por una selección de los mejores pastos de Navarra, cerezas de Echaurri, y agua del Roncal.
La cuesta de Santo Domingo ahora era cuesta abajo, lo que favorecía a los corredores que ya casi podían alcanzar la cola de los animales. Casi sin darse cuenta alcanzaron la curva de mercaderes, que tras muchos años de aplicar antideslizante, para evitar caídas, el ayuntamiento había decidido convertir en una recta.
Llegaron así a Estafeta, donde el impulso que traían los corredores por fin les permitió alcanzar a los toros que huían asustados, camino de la plaza cuadrangular que sería su meta. Incluso, aprovechando la ligera cuesta abajo, algún afortunado pudo recorrer algunos metros junto al toro. mientras los demás pensaban: Ya falta menos.
EL ARMARIO
Manuel Ruiz Garcia
Lo mismo que la primavera activa las flores ; dentro de aquel armario ,las prendas ya notaban que estaban en la cuenta atrás del nuevo San Fermín . En aquella casa, nadie escuchaba el armario , que estaba bullendo de actividad. Guardados en un rincón aquellos pantalones , y camisa blancos , calcetines y pañuelo rojo , debaten entre ellos recuerdos vividos del anterior San Fermín , que si los cabezudos , que si los encierros, pobre de mi.…. . Las zapatillas empiezan un debate vacilando al resto seguras que estarán el primer día en el chupinazo. Entre los pantalones y calcetines hay apuestas a ver quienes les acompañan . Después de un rato de gresca , habló el pañuelo rojo y sentencio que el único que saldrá seguro es él . Se hizo el silencio unos segundos . De pronto alguien dijo algo , y volvieron a una algarabía que no cesa.
Mientras tanto en aquel hogar ,la familia capea su aislamiento ajena al ajetreo .¡¡Es que no saben escuchar el lio del armario¡¡
Mientras ,el calendario arrastra pesadamente los días .Ya es abril y todos esta raro , seguimos confinados en casa . ¡¡Ya queda menos para San Fermín¡¡