ENCIERRO
Andrés Emilio Lucas Jaramillo
Un amigo me contó esto hace poco: “Mi primer San Fermín fue hace cinco años. Estaba al frente del ayuntamiento con mi pañuelico rojo levantado, y gritando con el resto de personas a mi alrededor. Llegaron las 12. Sonó el cohete y comenzó la fiesta. Siguieron ocho días de encierro seguidos. Eran días de empezar con un trote cochinero y terminar corriendo a toda leche. Días de sentir la adrenalina en tus venas y luego el sudor en tu piel; sudor que se va haciendo cada vez más frío conforme se te acercan los toros. Después del encierro del día 14 sentía que mis pies ya no podían sostener mi cuerpo. En la noche de ese mismo día, despedí la fiesta cantando ‘Pobre de mí’”.
Él fijó sus ojos en mí por unos segundos. Le pregunté que qué le pasaba.
Pienso que no voy a dejar que todo esto de la cuarentena… se convierta en mi último encierro (y me guiñó el ojo)— dijo.
Yo tampoco— le respondí.
Cada vez falta menos para salir de esta cuarentena, y cada vez menos para San Fermín— me dijo.
POR TI HONDERARÉ MI PAÑUELO
Raquel Plaza Honrubia
Cierro los ojos durante un eterno segundo, respiro profundamente pasando mi mano por los ojos, aguantando esas lágrimas que durante días, quizás por orgullo o por esa promesa que te hice, me niego a que broten. Suelto aire aliviando mi pecho y cuando consigo recordar tu sonrisa, tu preciosa sonrisa con la que me dijiste- hasta dentro de unos días, cariño- me hace morder mi labio inferior y sonreir.
Me imagino las calles pintadas de rojo y blanco, llenas de vida, de sonrisas, de mi peña, de alegría…
Me palpitan las cuerdas vocales, con la angustia de entonar el pobre de mi, que llega San Fermín y no puedo salir corriendo a tu lado.
Aun así, por ti hondearé mi pañuelo por la ventana, pidiendo a mi patrón, que nos de fuerzas para subir este nuevo escalón, y gritar con todo mi corazón, que ¡ya falta menos! para salir de esta situación.