Certamen Escalera Edición 4º peldaño


VOLVERÉ

Rosario García Casielles

Parecía una escena de Terminator, aquélla cuando salió de la nada, desnudo, solo que nada en él denotaba vulnerabilidad. Venía con objetivos, una misión que cumplir. Yo, sin embargo, notando mi desnudez temblaba, pero no de frío, más bien de congoja, expresión suave e inexacta para describir ese pánico interno que te deja sin voz y solo te permite emitir sonidos parecidos a un protolenguaje. Alli estaba, sólo, con el silencio en derredor. Pero, ¿estaba físicamente? Veía el plano cinematográfico rodado en exteriores; una calle vacía, edificios con ventanas en oscuridad, silencio. Esa calma multiplicaba aún más mis sensaciones de alerta. Quería comprender desde mi yo racional, entender, deducir. La mente es una máquina incansable, pero a veces se empeña infructuosamente en excavar y profundizar a espacios donde al final se pierde. Desconoce que es en la superficie donde la realidad es más diáfana. En algún momento olvidé pensar. Me volví aire. Me sentí ligero. Cerré los ojos. Sentí paz. Y entonces, inesperadamente noté el calor de una luz acompañada del sonido del tiempo. Abrí los ojos y me rendí al entender que había esperanza, pues unas simples palabras me hicieron descubrir que no estaba sólo y que ¡YA FALTA MENOS! 

EL BUENO DE SAN FERMÍN

Laura Villanueva Pueyo

En una habitación de hospital la mirada de Esperanza se iluminaba cada vez que veía aparecer a su familia al otro lado de aquella tablet negra.

-Abuela, ¿no decías que San Fermín se asoma todos los meses a su balcón allí arriba para celebrar con nosotros la escalera hasta su día, el siete de julio?

-Por supuesto, con pañuelico rojo y bastón en mano.

-Pero hoy es cuatro de abril, el cuarto peldaño, y no vamos a poder juntarnos. Y las calles están vacías por el coronavirus. ¿No se sentirá solo San Fermín?

-Victoria, niña, ¿ves esta mascarilla que me ayuda a respirar? Pues también es una potente antena con la que me entero de todo…

San Fermín lleva asomado desde hace días y viendo la situación no ha dudado en extender su amplio e invisible capote protector sobre todos nosotros, como hace en cada encierro.

-¿Y cómo lo sabes si es invisible?

-Lo sé porque se nota: Yo lo siento cada vez que la enfermera me ayuda con el oxígeno, cuando los médicos me transmiten buena energía, cuando cada persona pone su granito de arena.

– ¿Y por qué lo hace?

-Porque hasta San Fermín sabe que todos juntos lo conseguiremos.