XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


SIEMPRE SERÁ 6 DE JULIO

Esther Imízcoz Campos

Mateo nunca había corrido un encierro, ni observado los fuegos artificiales. Tampoco había bailado con los gigantes, ni seguido a las peñas en sus alegres recorridos. Sus recuerdos sanfermineros se limitaban a su bar, un negocio al que había dedicado su vida entera, pero no por ello eran menos felices. Allí había trabajado duro, pero también había brindado y cantado, reído y bailado, besado y celebrado.
Lástima que aquello no fuera a repetirse. Un maldito virus había obligado a suspender las que iban a ser las últimas fiestas de Mateo al frente del bar, las que el buen hombre había esperado con ilusión durante tantos años. Tal vez por ello, cuando aquel 6 de julio abrió la persiana dispuesto a servir nada más que cafés, esta parecía pesar toneladas.
¡Cómo iba él a imaginar que, al cruzar el umbral, se llevaría la sorpresa de su vida! Allí estaban todos: Jose, Etxauri, Rita, las de la carnicería, Miguel, el de los vinos y ¡hasta Andrés! Vestidos de blanco y rojo, recibiéndole con aplausos enguantados y amplias sonrisas perfectamente visibles tras las mascarillas. Allí estaban todos, distanciados pero juntos, dispuestos a recordarle a Mateo que un 6 de julio siempre será un 6 de julio.
 

LAS HORAS MÁS LARGAS DE LA HISTORIA

Ramón Ferreres Castell

A las 00.01 h del 7 de julio de 2020 se inició el gran apagón tecnológico. Primero, internet dejó de funcionar a su velocidad habitual; poco después, los teléfonos móviles dejaron de estar operativos; con los cortes en el suministro eléctrico, se desató el caos. La radio ofreció la explicación a tan inusuales sucesos: todos los satélites habían abandonado la órbita terrestre. Fueron las horas más largas de la historia.
A las 08.00 h de ese mismo día se desveló el misterio. Los satélites aparecieron sobre Pamplona, surcando el cielo. La mayoría ataviados con un pañuelo rojo, mientras unos pocos los perseguían con sus paneles laterales en vertical a modo de improvisada cornamenta.
Aquel 2020, Pamplona también celebró sus encierros en honor a San Fermín.