XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL ENCIERRO

Amparo Gastaminza Iriarte

Siete de julio, ocho de la mañana. Hoy mi hijo cumple 18 años. Es la primera vez que correrá en el encierro. Se ha levantado radiante. Se ha vestido de blanco impoluto y se ha puesto al cuello, el pañuelico rojo de su padre y la faja de su abuelo. Y va a correr en el mismo lugar dónde lo hicieron ellos: el tramo de la Estafeta entre la esquina de Mercaderes y la Cuchillería.
Cuando se va me dice: «Mamá, prepara la mesa para desayunar chocolate. Los churros los traeré yo de la Mañueta».
No me aparto del televisor. Estoy emocionada. ¿Entre tantos corredores, lo reconoceré?
Suena el primer cohete y se oyen los cánticos de los mozos al Santo.
Estoy nerviosa. Se oye el segundo y el tercer cohete. Comienza la carrera y desde los balcones, se siente un silencio cargado de emociones.
De pronto se oyen gritos y, siento que me rompo por dentro.
Un cuarto de hora más tarde suena el teléfono:
_¿Es usted la madre de Fermín?

Con lágrimas en los ojos, miro hacia la mesa preparada para el desayuno.
Me dirijo a la puerta y, ahí está el.
Mamá, en la carrera he perdido el móvil.
 

LOS SAN FERMINES

Jesus Orlando Gelvez Ruiz

La primera vez que vi corriendo ese grupo de hombres con vestiduras blancas y pañoleta roja delante de los toros, no entendí el significado tan profundo de ese recorrido de 849 mts. Pero luego, al observar detalladamente la esencia que emana en cada poblador de Pamplona, comprendí que estas celebraciones combinan la fe del primer obispo de la ciudad y la alegría que poseen sus calles llenas de belleza e historia.
Cuando el” Chupinazo” da inicio a la festividad, la religión, la cultura, la música y los toros se integran de una manera tan impresionante que recalan en todo el planeta, recordando que en una pequeña población española existe la gente con más carisma, gratitud y hospitalidad que se pueda encontrar.
Por eso, los San Fermines son las fiestas más espectaculares y singulares que realiza una comunidad, en ellas se siente el palpitar de un pueblo que corre y corre para nunca detenerse; donde los toros representan los obstáculos y las adversidades de la vida que les persiguen, pero a los cuales se les toma la delantera, con la actitud y convicción de siempre, por más duro que parezca celebrar la vida.