XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


A VECES LAS PESADILLAS SON REALES

Paulino Fernandez Merayo

Salí desde casa como cada día camino del encierro y no se escuchaba nada, ni el bullicio matutino que se forma como una bruma en el cielo pamplonés en estos primeros días de julio. Ví a un mozo paseando cabizbajo, vara en mano, dando golpes contra el suelo con rabia contenida. Me crucé con don Argimiro, el párroco de San Agustín en la calle Estafeta que iba raudo y casi sin fijarse mucho en mí me espetó un ¡llegas tarde a maitines!. ¡Pero si yo no sé qué es eso!.
El vallado sin montar, silencio sepulcral interrumpido por algún trinar inesperado. Qué sensación más extraña. Seguía avanzando hacia el convento de Santo Domingo y ahí me dió un vuelco el corazón; alguien había robado al Santo de su hornacina. Quién en su sano juicio haría una cosa como esa, jugar con tantas ilusiones, emociones encontradas cada año en cada encierro en esta ciudad, en sus calles, en los turistas que nos visitan y medio mundo pendiente de los mozos que corremos cerca de los toros como un acto de tradición mezclado con adrenalina. ¡ Qué sofoco frio!….me desperté y la pesadilla acabó.

¡Viva San Fermín 2021!
 

EXTRAÑO PASEÍLLO

Jokin Berruete Cilveti

El coso está casi dispuesto. Los areneros, encargados de alisar con sus rastrillos de madera la superficie, se entregan a su labor con actitud solícita. En el abalconado la autoridad competente espera anhelosa el inicio del espectáculo. Se realiza el despeje del ruedo por parte de los alguacilillos. En lontananza el sol se asoma tímido, rodeado de densas nubes onduladas. Los músicos de La Pamplonesa afinan sus instrumentos y repasan las partituras de los pasodobles. En el callejón un mozo de espadas se muerde las uñas. Se inicia el paseíllo.

Tras el árbitro designado y sus jueces de línea desfilan los dos capitanes y el resto de jugadores. A un lado, el once de Osasuna, valiente y luchador. Al otro, el rival. Juega Osasuna en sanfermines, pero sin hinchas ni público. Andanada, grada y tendidos vacíos ejercen de mudos espectadores. Las espadas están en lo más alto y el partido a punto de comenzar. Es la hora de la verdad. Todo está por resolverse. Suena el pitido inicial.¿O quizás son clarines y timbales? La persona encargada descorre el cerrojo de la puerta de toriles. Rueda el balón. La suerte está echada. Alea jacta est.¡ Aúpa Osasuna ! ¡VIVA, GORA !