XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


LA ÚNICA

Emilio Del Carmelo Tomás Loba

Había vuelto a discutir con sus hermanos. Y no era la primera vez de un tiempo a esta parte. Él era navarro, no vasco, y español. Sus hermanos no tenían el mismo punto de vista. Y lo cierto es que el calor de la familia se había enfriado. Incluso estuvieron a punto de llegar a las manos más de una vez. Mira que lo decía el abuelo, que no había nada por encima de los genes, ni políticas ni leches con banderas. Luego, el anciano lloraba a solas en su cuarto mirando por la ventana a la catedral, implorando, tal vez, una solución. Y lo cierto es que el calor de la familia se había enfriado, si cabe aun más, cuando la covid se llevó al abuelo.
Delante de la hornacina, aguardaba, como todos, para entonar el primer cántico a San Fermín. Recordaba al abuelo cuando le explicaba cómo había surgido el himno de la peña La Única mientras afloraban lágrimas, y cómo algunos jóvenes, entre ellos él, habían empezado a cantar esa copla.
Una mano le tocó el hombro. Eran sus hermanos. No hacía falta decir más. Se fundieron en un abrazo, lloraron, cantaron y corrieron juntos, por los genes. 

CLOUDY WEEK-END

Keny Salmron

Mum, I wish I could explain how beautiful and charming local girls are, dancing and smiling in their cloud white outfits, and also talk about the bunch of new buddies I’ve been out with. Some aged enough to be grandparents, welcoming, generous, clouds of silver hair crowning their polite and wise faces, others young and daring, loud and sweaty, but so friendly and fun, so eager to introduce you to the cloud of people and share the cloud of events and fuddle you till you get cloudy images and feel legs and brains like cloudy cotton.
I would explain how refreshing it’s been to lie on grass in public gardens, watching clouds being breezed away, sipping of a giant disposable glass of kalimotxo (incredible mixture of red wine and coke), strong enough to blur senses and make believe cloudful mirages of kids in white, like small angels holding candy clouds… Relatives and neighbors sharing drinks and snacks among clouds of bar kitchen fumes, clouds out of beer foam, clouds of whipped egg smearing mustaches, steaming skins reaching excitement clouds…
Should have had enough, but thrill was too strong and the clouds of testosterone too thick to ignore.
Sorry, swear I’ll never run bulls again.