ESTO EMPIEZA
Alberto De Frutos Dávalos
En todas las láminas del test de Rorschach veía un encierro. Miraba al cielo, y las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor se transformaban en el Toro Mayor y el Toro Menor, y el cazador de Orión era un mozo con su pañuelo y su faja rojos. En ausencia de Sanfermines, los recreaba en su imaginación, y todo en el ambiente le remitía a la fiesta: banderillas de encurtidos y el cruasán con cuernos siempre, claro.
Caminando por la calle de Santo Domingo, miraba hacia atrás, por si le estaban siguiendo, y no había día que no tropezara en la curva de Mercaderes. Antes de leer el periódico, musitaba para el cuello de su camisa: “Entzun arren San Fermín”.
El 7 de julio, suspiró y miró al cielo, y del cielo bajaron el Toro Mayor y el Toro Menor. Mugieron. No, bramaron. El cazador de Orión se dirigió a él: “Esto empieza”. Corriendo por la calle de Santo Domingo, el cruasán con cuernos llenó su olfato de miedo. En la curva de Mercaderes, se echó a un lado y leyó su respiración agitada. Tropezó con su salvación. Besó la imagen del santo que tenía colgada en su cuello: “Gora San Fermín”.
SAN FERMÍN 2021
Cruz Aguilar Oliveros
Hace calor. Lo noto subir, junto a la adrenalina, desde el adoquín negro por los pies y avanzar, lentamente, hasta aparcarse en mi garganta, presionándola con un nudo aún más grande que el del año anterior pero, espero, más pequeño que el del que viene.
Por la espalda me resbalan las gotas de sudor, que ningún 7 de julio se pierden la cita, y que quedan aparcadas sobre la faja, de la que cuelga el burbujeo que siento en las piernas, sutil y continuo. Siempre dura hasta que apunta por la esquina el asta del primer morlaco. Los dedos me tiemblan y no dejo de mirar a la esquina de la calle, son minutos eternos, apuntalados por el bullicio de los corredores. Mi pañuelo huele a recién planchado, el suelo a fiesta.
El rumor de la gente se hace cada vez más intenso, signo inequívoco de que todo está a punto de comenzar. Estrujo el amasijo de papel en el que la humedad y mis manos han convertido el periódico. La espera se hace larga, infinita. Dicen que todo saldrá bien, pero los toros no salen, se han quedado en los toriles, y yo tras la barrera.