XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


» EL ENCIERRO »

Emigdio Díaz Cedrón

Joaquín cumple hoy ocho de Julio, 18 años en plena fiestas de San Fermín, ya es mayor de edad. Coopera económicamente con la familia desde hace ya un tiempo por la salud limitada de su progenitor. Adquirió unos euros trabajando en la panadería de Pepe y se compró unos tenis Adidas, pantalón blanco una camisa clara, una bufanda de color rojo intenso para atársela a la cintura y participar en el Encierro de los festivos de los Sanfermines
Su madre esa noche junto a su padre y dos hermanas decidieron hacer una cena y compartir una torta como sorpresa, éste llevo a su novia y disfrutaron del acontecimiento.
-Felicidades Joaquincillo-
Fue su madre la primera en felicitarlo tomando la iniciativa, después sus hermanas y un beso de la novia algo ruborizada. Joaquín se levantó de su asiento, se dirigió a su padre, sentado en un sillón de ruedas y un fuerte abrazo se dieron.
Mostró las prendas que había comprado, las quería para asistir al encierro en estas fiestas de San Fermín.
¡No! Exclamo su padre.
-Esta silla de rueda, un toro lidia de 650 Kgs se llama encierro. Aplastó mi columna Te has preguntado porque no tienes otro hermano.
 

EL TIEMPO LO DIRÁ

Alfonso Garcia De Cortazar

Aquí estoy. Mirando la calle a través de la ventana dejando que los recuerdos fluyan libres, sin forzarlos. Recuerdos de calles abarrotadas y soleadas en blanco y rojo entremezclados con flashes de calles semivacías y sombras de personas deambulando mecánicamente, olores de almuerzos y de pronto a desinfectante, conversaciones y músicas rasgadas de repente por el silencio, abrazos y besos sustituidos por una mirada lejana.

Aquí estoy. Tratando, ahora sí, de forzarme para que se impongan los recuerdos en blanco y rojo de calles, sol, olores, sonidos y personas. No es fácil. El tiempo los va diluyendo poco a poco, desenfocando, y necesito mantener estos recuerdos un año más. Fotografías y vídeos pueden ayudar pero en ellos no permanece lo intangible, lo invisible.

Aquí estoy. Imaginando el día 5 de julio del año que viene, sin saber a ciencia cierta cómo estaré, si habré logrado mantener vivos los recuerdos o si por el contrario pensaré en que se avecina algo raro y confuso, ajeno a lo vivido durante los últimos dos años, a lo que me costará integrarme.

Dejo de recordar y de imaginar.

El tiempo lo dirá.