XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL CAPOTICO DE SAN FERMÍN

José Manuel Maguilla Luna

“Me importas tú y tú y nadie más que tú…, Piel Canela…”
Ya ves si me importas, que cuando me cogió el toro, cuando me lanzó por los aires como si fuera un muñeco, solo pensé en ti. En ti y en el “capotico” de San Fermín, ese que nos echa cada año en el encierro.
“Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril…”
En abril fue cuando se paró el tiempo. Dos días antes de que el alcalde anunciara la suspensión de los sanfermines. A mil kilómetros de distancia, aquí en el Sur, intuyendo que este año no podríamos viajar a Pamplona, me veo en cama, inmovilizado, con una fractura de vertebras. Dependiendo totalmente de ti.
Todavía sigo pensando en el “capotico” que me echó San Fermín en aquel momento, cuando al cruzar el paso de peatones vino el toro, me embistió, me subió al capó y me estrelló contra el parabrisas. Cuando iba por los aires, antes de caer al suelo de espaldas, el cielo me daba vueltas; entre las nubecillas grises y blancas pude vislumbrar una roja y dorada, esa que también nos protege de la pandemia…
Las ruedas estuvieron a punto de aplastarme…
¡Gora San Fermín!
 

UN DÍA

María Isabel Galván Rocha

En un periplo de las horas que ya pasaron suma un indefinido futuro, trae a cuentas un presente que debería ser y no debiera. A las fiestas del mundo las han dejado como una flor moribunda que se resiste a fenecer, así los españoles de Pamplona recuerdan las viejas glorias, en sus calles, ¡Hace dos años, cuando el 2019 era un año, como cualquiera otro!

De la pañoleta roja sumada a la blanca calidez de las ropas masculinas, las mujeres con sus vestidos al sotavento, en un suspiro, cantan poesía de sus labios en un ¡Ole, Ole! que se perderá con los aires y los vientos, el calor.

No cabe duda, hoy es un tiempo diferente, de una soledad intensa cuando muchas de las fiestas se han hermanado, dejadas solo en el desván del recuerdo.

Hoy, un relato a flor de piel, de aquellos desconocidos que bordaron con sus personas, historias que hilan el maravilloso color rojo que une corazones, que rompe distancias y que permiten abrazos al alma.

Venga pues, la fiesta de San Fermín, a las memorias de todos aquellos que estuvieron en sus callejones… Se abran los corazones todos; que un día, reaparecerá la pirotecnia, antesala de los juegos del hombre.