XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


LO QUE ME DIJO

José Sing Ureña

Como ves, bolsillos no hay para guardar mi pañuelo escarlata antes del txupinazo, tampoco lo llevaré puesto. Es algo que siempre lamento, sin embargo me consuela sentir algunos retazos que caen sobre mí cara después de cada tropel.

Sabes, me encantan estas fiestas. No me importa ser pisada, el ruido ensordecedor de los cascos taurinos de Miura, ni la bulla de la gente que celebra.

Solo te digo: en el ENCIERRO cuídate cuando estés sobre mí, la cuesta de Santo Domingo, aquí los toros están frescos y son de correr más rápido. Ah, y a mi amigo Cachero, toro goloso que se ha puesto grande y pesao, le advierto tener cuidao en la curva Mercaderes-Estafeta. Peligro puede correr.

Una cosa más, los gigantes cabezudos, son fascinantes. Es cuanto. 

UNA VEZ MÁS

Raquel Sánchez López

Asfixia. Siente cómo sus pulmones lentamente pierden el sustento que le aferra a esta vida. Aire. Aprisionado bajo aquel tumulto de cuerpos, es incapaz de moverse para escapar, ni siquiera para poder respirar. Confusión. Varias personas entremezclan el rojo y el blanco de sus vestimentas con el albero del suelo. Ruido. Los gritos de su alrededor ahogan el sonido del trote del ganado que está por venir. Consciencia. Poco a poco va perdiendo el conocimiento, su visión se vuelve borrosa, su alma va abandonando su cuerpo…
Entonces, el tapón comienza a moverse, el peso va disminuyendo y la mano de uno de los mozos lo rescata de morir aplastado. ¡Vamos, ya falta menos!, le dice aquel muchacho. La adrenalina de su cuerpo se reactiva, sus piernas y brazos recobran el riego sanguíneo, las ansias y la devoción por sus fiestas lo traen de vuelta a este lado del ruedo. Una vez más, logra escapar de los brazos de la parca, una vez más atraviesa con sus compañeros las puertas de la plaza, una vez más entra en el centro arenoso acompañado de los toros de Pamplona, una vez más finaliza el séptimo encierro de San Fermín.