SANTO PROTECTOR
Raúl Garcés
Venía de Francia. De Amiens, creo. Aunque entre su deficiente castellano y la torpeza propia de la lengua bañada en vino no podría asegurarlo. Nos habló de San Fermín con una pasión desmedida. Afirmaba que siempre le había protegido y que está vez no sería distinto. Al final le hice ver que precisamente por eso nuestro patrón me había puesto en su camino para impedirle que con semejante melopea corriera el encierro.
EL LOBO SIEMPRE ES EL MALO SI QUIEN CUENTA LA HISTORIA ES CAPERUCITA
Claudia Morales
Maldito coronavirus. Miro mi ropa blanca, mi pañuelo rojo, lloro, guardo todo en el armario junto con mis ilusiones, que tendrán que esperar hasta el próximo Julio. Lo imposible sólo tarda un poco más.
Mi madre por fin me ha dicho su nombre en la terapia, antes de morir. Y por lo que sé, un hombre puede cambiar de ciudad, de equipo de fútbol, de partido político, pero no puede cambiar una pasión. Así que el año que viene iré a buscarle a las fiestas de San Fermín. Hola papá, diré. Y ahí podré escuchar su parte del cuento.