LO QUE APRENDÍ EN EL ENCIERRO
ángel Novillo Sánchez De Pedro
El mismo miedo en el encierro que en la vida. Las mismas ganas de correr que de vivir. Los días que se escapan como los toros de los corrales de Santo Domingo.
Los mismo tropiezos y caídas en encierro que en la rutina del día a día.
Las cicatrices de las cornadas del tiempo tan profundas como las que dan los morlacos.
Los mismos médicos que atienden a los enfermos que a los corneados.
El mismo blanco del capote de las sábanas del hospital que la de la camisa y el pantalón para correr el encierro. Roja la sangre como la faja.
La misma esperanza para salir vivos de un trance y otro, del de la enfermedad y del encierro.
Las mismas manos que aplauden al personal esencial que a los corredores.
Lo mismo es el encierro que la vida.
Las mismas ganas de levantarse después de la caída. Correr hacia adelante, sin mirar atrás. Esperar a que los días lleguen.
Verdad como la vida misma. Verdad como la muerte. Verdad como el encierro.
Hoy 7 de julio 2022 corro mi primer encierro después de estar enfermo en 2020.
EL DESAYUNO DE LOS GIGANTES
Diego Paredes Salmerón
La cucharilla tintinea repetitivamente contra la anatomía circular del vaso. Sobre la leche tintada de marrón se dibujan círculos concéntricos…
Una vuelta, y otra, y otra,… Suena la jota, y giran, giran, giran,… Ya los veo, ya está ahí Joshemiguelerico. Suena, suena fuerte la música, y vuelan al viento los ropajes rojos y blancos de mis favoritos, Toko-Toko y Braulia.
Por la esquina creo ver las barbas de papá, y a la abuela, y la mirada traviesa del abuelo con su gran verruga. Siento en la nuca la picazón de un bolazo de gomaespuma. Cuando me giro tan solo veo al pequeñajo de Javi marchándose al trote con su nuevo caballo de juguete…
Escucho el repiqueteo, los cubiertos como tamboriles,…y la música de las gaitas, y los chistus, mientras a los lados el río de niños y padres se mueve, se ríe, se asusta y se admira, con la fluidez del agua en el natural discurrir de su cauce, ahora por esta calle, ahora por esta plaza…
Bailan elegantes, hacia delante, hacia atrás, sus capas y faldas parecen querer rozarnos. Llega el final, la despedida,…y giran, giran, giran…
Suena La Polonesa,…y la cucharilla.
-¡Miguel, tómate el desayuno ya!- grita mamá con cara de vinagre.