XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


BAUTISMO DE FUEGO

Daniel Rodrigues De Castro

El destino de una vida que se cumple. El océano de ansiedad, este azul infinito que cruzo abre paso al mar blanco y rojo donde profeso mi fe. El bautismo de fuego bajo la imagen de San Fermín anuncia la libertad de quien estaba encerrado, y que junto a los cabrestos que se lanzan a la multitud, mi alma se arroja en este santo domingo. Pongo a prueba el valor de mi juramento. Soy uno más en esta carrera, esta procesión en que cada paso es una oración. Me lanzo y dejo que el flujo me lleve, como una gota de esta arteria que lleva vida desde la plaza de toros. Corro, lucho, renazco. La arena sagrada que piso, forjada con la sangre de héroes de bravura atestigua el renacimiento de un nuevo ser. Un sanfermin que vuelve al nuevo mundo atado por la faja de inmemorables tradiciones y ceñido por el pañuelo rojo que adorna el grito de la garganta: ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín! 

NO HAY, PERO HABRÁ

Francisco Barragan Larreta

Las doce del seis de julio. La Plaza del Ayuntamiento está vacía; nadie viste de blanco ni suena la música por cada esquina. No hay nada.
Las ocho del siete. O del ocho, del nueve o del diez. No hay encierro, ni vallado, ni caras de miedo, ni balcones a rebosar en la Estafeta. No hay nada.
La Plaza de los Fueros, desierta. Lo viejo, como un día cualquiera de un mes cualquiera. No hay recinto ferial, ni olor a toro en las cercanías de los corralillos del Gas o aroma a chocolate con churros o calimocho. Ni rastro de Caravinagre, los zaldikos o el rey Joshemiguelerico encabezando la comparsa. No hay nada.
Medianoche del catorce. Dos velas mal puestas frente a a entrada de San Lorenzo. No hay nada.
Pero habrá. Esperaremos un año más, pero habrá.