XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL AMOR DE SAN FERMÍN

Eva Perez Zurbano

Sonó el móvil y cuando ella abrió su whatsapp él le decía: “Solo quedan dos días para San Fermin y estoy deseando celebrarlo contigo. ¿Me dejas invitarte a un cubata el día del chupinazo?”
Sintió que el corazón se le salía por la boca. No podía creer que el chico del que había estado enamorada a los 15 años le escribiera ahora con 36. Alzó la mirada al cielo y pidió a San Fermín que ese amor fuera real. Volvió al móvil y le contestó: “Te espero en la plaza del ayuntamiento el día 6 de Julio a las 11:45h. Si consigues encontrarme, dejaré que me invites a una copa de vino”.
Llegó el gran día y la emoción y los nervios corrían por sus venas. Se duchó, se puso el pantalón y la camiseta blanca, ató la faja roja a su cintura bien fuerte y metió el pañuelico rojo en su mochila.
Almorzó con sus amigas huevos fritos con chistorra y corrió a la plaza consistorial.
La ilusión, la gente, las risas…ya huele a fiesta. Allí de frente, con el pañuelo en su puño estaba él diciendo: “te encontré y jamás te soltaré”. La besó apasionadamente y gritó:

“!!!VIVA SAN FERMÍN!!!”
 

MAÑANA VESTIDA DE BLANCO Y ROJO

Jose Luis Bragado García

MAÑANA VESTIDA DE BLANCO Y ROJO
Ya salen los toros. Una hilera de cuernos espera su ocasión. Sientes los segundos derritiendo el tiempo en tus venas, pero, ha valido la pena tanta espera para debutar hoy. Cumpliste en junio los 18. Tienes el ansia de enfrentarte con los toros, de disputarles corriendo la baza de la vida o, de la muerte. El chupinazo te recuerda el beso de buena suerte de tu madre. Los toros ya están cerca desgarrando el aire a cornadas, van lanzados entre babas y resoplidos. Tú también resoplas fuerte, para que no se note el temblor del corazón. Y sin apenas darte cuenta, estás entre los cuernos. Ahora de tras de ti toda la calle es toro, toda la calle es negra. Y tú, mujer, aguantando entre las astas, eres nieve fajada de rojo para romper tanta negrura. Ahora sí, mujer, ahora sí que se te resecan los labios y un caballo salvaje te galopa la garganta. Ahí, en Estafeta, hay una niña muy mujer, una corredora jugando a la muerte. Cansada, con un hábil quiebro saliste de entre la manada. Y ahí se quedó la mañana, la tuya, vestida de blanco y rojo.