COHETE A LA ESPERA
Nerea Zubikoa Casado
Este año, de nuevo a la espera de tus fiestas, mis pies no podrán saltarte en la plaza del ayuntamiento.
Con el corazón en la garganta y mi emotividad a punto de explotar, debo este año de nuevo dejarte pasar.
Dejar de bailarte en cada rincón del casco viejo, sentir como mi garganta va perdiendo su voz en cada canción, me gusta cantarte alto bien alto, viva, alegre y radiante de felicidad.
Estos maravillosos 9 días que me ofreces, olvida mi mente el mundo que la rodea. Me sumerjo en ti, en tus fiestas, dejándome arrastrar por las txarangas en la parte vieja. Mi cuerpo baila todo el repertorio disponible, mis brazos acogen la fiesta, la emoción y la pasión.
En ti, no hay lugar para el desánimo, irradias una blancura inigualable.
Mis ojos brillan al paso de tus gigantes y se exalta mi corazón al son de los gaiteros.
Siento que no hay nada en el mundo que me llegue tan adentro, como cuando te espero impaciente en la plaza del ayuntamiento, deseando que des inicio a estas fiestas, que están tan arraigadas en mí.
Este año, debo dejarte pasar, pero sé que el cohete aguarda paciente.
SANFERM-INK
Amaia Ambustegui Lapuerta
El paciente Gareth J. permanecía sedado aunque su estado mejoraba. Elena iba a continuar su ronda de ese 5 de julio pero retrocedió hasta la cama de Gareth para comprobar lo que creía haber visto en su brazo inerte: la imagen de San Fermín y, en letras pequeñas, “Pamplona-Iruña”. En su pecho algo bailoteó al son de la Comparsa y, contemplando aquel tatuaje, sintió erizarse el vello bajo el EPI. Se sintió muy cerca de casa; en un año normal, al día siguiente hubiera estallado la fiesta. No iba a ocurrir tal cosa, y aunque hubiera habido Sanfermines ella tampoco hubiese ido: mucho trabajo en aquel hospital británico donde llevaba trabajando casi dos décadas.
Semanas después Gareth mejoró y Elena pudo hablar con él, saber de sus lazos con Pamplona y San Fermín. Con las palabras recorrieron lugares, emociones, bares, rituales. Al principio no hablaban mucho porque él se agotaba enseguida, pero las charlas fueron alargándose igual que su esperanza de volver a vivir la fiesta, que Gareth conocía tan bien. Tantos julios visitando Pamplona y se habían tenido que conocer en un hospital.
En 2022, Elena y Gareth brindaban por la salud y por su amistad en una Estafeta abarrotada de gente feliz.