XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


SAN FERMÍN

Aaron Domenech Aliaga

Mozo, átate los machos y levanta tu pañuelico que el txupinazo da la entrada. La calle llena hasta la bandera, de blanco y de rojo teñida. Y corre. O coges al miura por los cuernos o lo ves desde la barrera. Tranquilo. Siempre habrá alguien bravo que te eche un capote si resbalas. Porque no hay quinto malo si se es un primer espada. Aunque en un tropiezo pinches hueso recibiendo cornada, recuerda que cada toro tiene su lidia, que el encierro ya se acaba y que Pamplona está contigo, camarada. 

LA FIESTA INFINITA

Juan Quintero Herrera

Que ya voy llegando, que ya voy llegando a San Fermín. Mi tercera vez y aquella sensación de volver a experimentar algo nuevo, como el primer beso o la primera luna. Esa sensación que el adulto añora. Suena entonces el chupinazo y todo es alegría y algarabía… es como si el mundo se acabara ahora. Todo es tan rápido y tan frenético, El Riau-Riau, las engalanadas calles de San Lorenzo, Jarauta, La Navarrería, las calles del Carmen y San Agustín. En los balcones la vida parece eterna. La comparsa de gigantes y cabezudos. Suenan los cánticos y empiezan los encierros. La historia se repite y nunca es igual. Pamplona es universal.
Ya son las seis, ya son las ocho, se ha puesto el sol, la noche es joven y corta. Es el último día. Todos quieren disfrutarlo, y de repente marcan las 24 horas, ¡Pobre de mí, pobre de mí…! y la traca de fuegos marca el final. Aquí había estado Hemingway, aquí es la fiesta. Aquí estoy yo. Pobre de mí, que el próximo año llegue con el nuevo San Fermín porque la fiesta eterna se celebra en el recuerdo y nunca tiene fin la fiesta de San Fermín.