ANSIAS DE FIESTA
Maríajosé Lombraña De Los Ríos
A mi padre le encantaba ¨El viejo y el mar¨, un bodrio de Hemingway, y por eso me puso el nombre de Arnulba. Tengo diecisiete años. El seis de julio cumpliré los dieciocho y podría, por fin, participar en un encierro. Mis padres, bueno sobre todo la histérica de mi madre, me hicieron jurar que no lo intentaría antes de cumplir la mayoría de edad. Y es que, como buen navarro, ardo en deseos de correr delante de toros zaínos y cabestros. Hace tiempo que tengo mi camisa preparada y los pantalones almidonados, planchados, de un blanco impoluto. No he olvidado tampoco mi fajín rojo y el pañuelo del mismo color. Por supuesto, hace tiempo que aprendí los cánticos que se entonan en la cuesta de Santo Domingo solicitando ayuda a San Fermín antes de iniciar la carrera. Sé que son pocos metros, menos de un kilómetro, 849 metros para ser exactos, pero no por eso dejo de entrenar. Sin embargo, desgraciadamente, y por segundo año consecutivo las fiestas se han suspendido a causa de la pandemia. Ojalá en 2022 pueda correr por la calle Estafeta sin recibir la cornada de algún morlaco.
POBRE DE MÍ
Reinaldo Ventura Gálvez Rodríguez
Ayer con el chupinazo comenzó el San Fermín,una semana de jolgorio y celebración en Pamplona; qué coincide con mi aniversario de matrimonio con Paco Joder, un encierro de más de veinte años que es peor que una condena carcelaria. Y aquí estoy rogando para mis adentros, que este año en el tramo recto de la calle Estafeta,uno de los seis toros, le dé a mi marido una cornada de esas que no tienen salvación, que si eso sucede mi vida será una fiesta. Volveré a ser feliz, saldré a recorrer el mundo disfrutando de mi viudez. De lo contrario una vez más tendré que encender las velas y junto a la banda de música en la medianoche del catorce entonar el Pobre de mi: ¡Viva San Fermín! ¡Pobre de mí se han acabado las fiestas! Y con idéntica de y esperanza regresar el año entrante.Tal vez para entonces el santo apiadado me quiera hacer el milagro.¿No lo creen ustedes?