XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EL PATA

Pedro Pastor Arriazu

Después de los toros, esperaba a mis amigos en la Estafeta y, justo al lado, un pata, con pinta de haber estado en sol, vestido de pamplonica, con blusa a cuadros, enorme sombrero mejicano y pierna remangada hasta la rodilla, montaba su irritante número.
Con una mano sujetaba un descomunal vaso de plástico, lleno, al parecer, de esa singular y aberrante aportación vasco-navarra a la coctelería universal llamada kalimotxo, y, con la otra, blandía una trompeta de juguete que hacía resonar horrísonamente en la oreja de los desprevenidos transeúntes; lo que, dicho sea de paso, demuestra dos cosas: primera, que Pamplona, en Sanfermín, es el único lugar del mundo donde puedes exhibirte hecho un adán sin provocar un rechazo generalizado, y, segunda, que, protegido por su patrón, puedes pasarte tres pueblos y salir indemne.
En definitiva, un casta de manual, molesto y zafiamente folklórico, por desgracia, con demasiada frecuencia, consustancial al festejo.
De pronto, la vi venir, sonriente, de blanco, limpia y radiante como la aurora: Amaia, la chica de mis sueños.
Feliz, salí a su encuentro con los brazos abiertos.
Creo que ni me vio y pasó a mi lado rozándome para abrazarse al pata y desaparecer, besuqueándose, entre la multitud.
 

ALEGRÍA Y TRISTEZA

Antxon Valls Sanciñena

Otro año más perdido. Imposible recuperarlo. Como aquellas veces que por motivos laborales me fue imposible disfrutar de los que son los mejores momentos del año para mí. De esos momentos que he vivido desde que era pequeño y que quisiera repetir cada año.
Esta vez no habrá tristeza al ver fotos de los amigos y de la familia, al leer sus mensajes, al hablar con ellos, al madrugar para ver los encierros o al pensar constantemente donde estaría en ese momento. Pero tampoco existirá esa alegría que siento cuando pienso cuánto estarán disfrutando y que, en un año, volveré a vivir y a sentir lo mismo que ellos están viviendo y sintiendo durante estos días.
Suena extraño. Estar triste y alegre a la vez. Sentimientos contrapuestos que te llevan a una situación que uno nunca imaginaría que fuera posible. Pero lo es. Y solamente espero poder volver a sentir la alegría, a poder ser, sin sentir a la vez tristeza.