XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


REALIDAD PARALELA

Mikel Coronado Echalecu

Un murmullo comenzaba en mi cabeza pero mis ojos aún no podían ver nada. Cuando pude, no me lo podía creer.
Estaba a unos tres o cuatro pasos de algo increíble. A pocos segundos de cruzar el ventanal y anunciar el comienzo de las fiestas.
Es quizás, el momento más importante para cualquier pamplonica. Ser por unos segundos, el centro de atención de todo el mundo.
Las puertas se abrieron y el murmullo paso a ser cánticos de alegría a todo volumen.
Pero algo comenzó a sucederme. La multitud que tenía bajo mis pies y en los balcones, se empezó a alejar. La luz comenzó a apagarse y se me nublaba la vista.
De repente, un enorme ruido comenzó a sonar, todo estaba oscuro y no sabia donde estaba. Sonaba el maldito despertador y estaba en la cama.
Toda la alegría se desvaneció por completo, había sido un sueño. En el ropero tenía preparado el pantalón, la camiseta, la faja, el pañuelo y a su vera, la mascarilla FP2.
Por segunda vez, quería llevar el sentimiento «vestido» para los NO Sanfermines.
Aunque entonces comencé a creer que por fin ya faltaba menos para vivir los primeros de la nueva era en 2022.
Porque… ¡Volveran!  

UN AÑO MÁS

María José Alonso Latorre

¡Solo sé que solo estoy!
Solo, entre estos muros centenarios, desnudos, fríos y húmedos, sin atisbo de ser engalanados como me tenían acostumbrado.
Solo, ante una espera que se me hace dolorosamente larga.
Solo, cada vez que escucho algarabía en la calle, sin que suceda nada más.
Solo, con la mirada puesta en esa recia entrada de cuarterones austeros, que en otrora se abriera para yo salir.
Solo, deseando que sea atravesada por una multitud que eleve al viento unas simples palabras cargadas de esperanza.
– ¡Por fin! ¡Viva San Fermín!
Solo entonces los muros se transformarán, dejaré de percibirlos húmedos y fríos y a través de la linterna se filtrarán unos tímidos haces de luz que inundarán la estancia, como queriendo refrendar ese instante y parecerá que los asientos, hasta ahora vacíos, aplaudiesen al unísono, haciéndome llegar hasta mis oídos un alegre ¡GORA SAN FERMÍN!