VIEJOS
Luis Uriarte Montero
Mi abuelo había corrido toda su vida los Sanfermines, para él era una celebración estar junto a los toros; una tarde, estando en la Residencia donde acabó su vida me dijo en el salón social:
-Mira nieto, lo que más siento es que tu abuela nunca me haya sido : te quiero Marcelo; yo, para quitarle hierro al asunto, le dije que la mayor muestra de amor es vivir toda tu vida con ella y juntos haber tenido hijos y nietos, él no salió convencido de la respuesta. Vino el confinamiento y de bailar pasodobles con Paco el pianista, pasaron a no poder ser visitados por la familia, la soledad de los viejos es terrible y más sin poder comunicarse con sus seres queridos. Una tarde, nos llamaron y nos dijeron que estando en el salón social viendo la televisión, mi abuela le dijo que se sentía mal, intentó abrazarle y cayo en su hombro, en silencio.
PARA TODA LA VIDA
Ivan Poyato Del Rio
El ’10’ del eterno Puñal a la espalda. Pantalones de presunta blancura y segura batalla que ya vivieron su mejor época. Al cuello, pañuelo rojo con el escudo de Estella que en aquellos lejanos Sanfermines de 2006 intercambiaste con la chica que te descerrajó una letal sonrisa a quemarropa. Esa chica y esa sonrisa, también aquí y también ahora. Y ante tus ojos, decenas de platos desnudos de huevos, patatas y chistorra. «Cagüenriau, vaya almuercico más majo nos ha salido», apruebas. Varios miembros de la multitudinaria cuadrilla van dejando caer que es la hora de empezar a mover el esqueleto. «Que bailen, que bailen». Y claro, muchas miradas se posan en ti. Buscas a tu pareja y te arrancas con ella. Tal vez no es la indumentaria más acertada para el momento, quizás deberías haberlo ensayado con más mimo; alguien podría incluso opinar que un temazo de los Barricada no es demasiado ortodoxo para un baile nupcial. Pero qué demonios: uno no se casa todos los días. No al menos en pleno seis de julio.