NUESTRO SAN FERMÍN
Massil Allache De Esteban
Llegó el momento. Llevo todo el día con el pañuelo atado a la muñeca. Es el mismo pañuelo que me regalaste cuando cumplí los dieciocho. Aún conserva el bordado que le hiciste con mis iniciales. Tardé toda la mañana en encontrarlo, pero no quería utilizar otro. Pongo la televisión. Faltan dos minutos. Hay mucha gente en la plaza. La gente baila, bebe, … Ojalá poder estar ahí. Son las doce. Salen al balcón. La gente en la plaza empieza a gritar. Yo cojo mi pañuelo con las dos manos y lo pongo en alto. Grito “¡Viva San Fermín!” “¡Gora San Fermín!”. Me lo coloco en el cuello con un doble nudo como me lo ponías tú cuando era pequeño. Empiezan a lanzarse los cohetes desde el balcón del ayuntamiento. Desde la televisión no se oye de la misma forma. La gente lo celebra. Acaba el chupinazo. Me siento en el sofá. Miró a mi derecha. Cojo una foto nuestra de los sanfermines de hace dos años. Estamos con la charanga a la que íbamos todas las tardes. Estás sonriendo y yo también. Ojalá hubiera sabido que eran nuestros últimos sanfermines junto.
TORO MOLESTO
Mauricio Miranda Arevalo
El toro esta molesto y grita con desesperación. Mientras una adolescente camina con un señor, que no parece ser su padre y la sube a un carro. El toro observa y embiste para llamar la atención, pero nadie le interesa, y a su vez los humanos lo golpean. A punto de irse destruye la barda y enviste al carro con tal fuerza que los ve girar y girar. En eso se escucha un nombre – Mayra estas bien- ¿Qué haces ahí? – el toro mal herido apenas puede caminar y es atacado para que vuelva a otro cerco. El señor desaparece mientras Mayra está a salvo y se le promete que el toro será sacrificado por dicha acción violenta. En eso el señor se la vuelve a encontrar, no le hacen nada porque esta vez ya no está el toro.
BENDITO TXUPINAZO
Mayra Felisa Martinez Andrade
Luego de muchos días, después de pasar meses pendiendo de un ventilador artificial a causa del maldito covid, de ver familiares y amigos morir; nos enfrentábamos a lo peor, no había respiro, se apagaba su vida y no se nos ocurría forma alguna que hiciera despertarle; hicimos de todo, le grabamos videos de sus amigos de infancia, de sus vecinos, de sus nietos que tanto ama, de sus compañeros de trabajo, y nada lograba avivarle; ni sus canciones favoritas, ni la voz de su doncella que por mas de 30 años es su compañía, ni leerle las cartas de amor que desde el primer día le envió para conquistarla, nada, nada era suficiente. No había más opciones, los médicos aconsejaron despedirlo y darle las ultimas muestras de cariño; ya solo esperamos su final; se nos iba, pasaría a mejor vida. Era un 6 de julio a medio día. ¡De repente! se escuchó el gran estallido del txupinazo cuando milagrosamente despertó!, despertó con agilidad se sentó y en voz alta dijo; me voy, me voy de aquí, pero para el encierro de san Fermín, no me ha matao un toro, mucho menos lo hará ese tal covid. ¡Gora San fermin!