XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


AL SOL

Rafael Fuentes Pardo

El hombre del pelo blanco, desde niño, había ido a todas partes corriendo y con las rodillas raspadas. Al principio sin saber muy bien adónde y después hacia cualquier ciudad que organizase un maratón o un encierro. Boston, Madrid, Tokio, Londres, Berlín, Atenas. Solo le faltaba el evento más importante: Los San Fermines. El problema eran los raspones, setenta años después, se habían convertido en artrosis, y según el médico, lo mejor que podía hacer con sus rodillas era dejarlas tranquilas, al sol.
Y así lo hizo, al llegar al hotel, sacó las radiografías a la terraza ─no fuera a ser que aquel doctor llevase razón─ y se marchó a dormir para levantarse fresco.
Al día siguiente, a los primeros metros de carrera, el dolor se hizo insoportable obligándole a retirarse. Tuvo que regresar renqueando. Se tomó dos antiinflamatorios y se metió en la cama.
Cuando despertó había anochecido. Salió a la terraza, pero no a recoger las radiografías. Lo que hizo fue adelantar el pie izquierdo, subir ese hombro, protegiendo la mandíbula, y mirar a la oscuridad directamente a la cara. Le dijo que volvería a intentarlo, ni ella ni el frío que la acompañaba eran quien para robarle el último asalto.
 

ENTORNO A SAN FERMÍN DE AMIENS

Ramon Marti Comes

No necesitaré 204 palabras para explicar como una feria de ganado dedicada a su patrón,, San Fermín de Amiens, martirizado y degollado, en que se ha transmutado.
No necesitaré 204 palabras para decir lo que pienso, exponiendo mi repulsa y enfado.
No necesito 204 palabras para describir tal evento que huele a vino, sudor y sangre de toro bravo.
No necesitaré 204 palabras para analizar el efecto eufórico y embriagador de la muchedumbre corriendo 800 metros mezclada con los vacunos.
No necesitaré 204 palabras para describir los ojos desconcertados de las reses que se abren paso entre miles de jóvenes de blanco.
Necesito las 204 palabras para recordar que existe otra tauromaquia ancestral y mediterránea que no mata el toro sino que juega con él realizando acrobacias y recortes. Era la Taurokathapsia, un ejercicio en el que los gimnastas realizaban demostraciones de agilidad, a pie o a caballo con la mediación de un toro salvaje. Es un motivo del arte figurativo de la Edad del Bronce Media, y en particular del arte minoico, en donde aparecen escenas de esta actividad en numerosas ocasiones, tanto en la decoración de paredes como en objetos.
Hoy se sigue practicando en La Camarga , con recortes y saltos.
 

UN OLVIDO MÁS

Ramón Domínguez

UN OLVIDO MÁS

El curso de la vida me ha hecho perder rincones de la memoria donde conservo las fechas más importantes; hace unos días se me olvidó felicitar a mi hija Sara por su cumpleaños y me lo perdoné por la tolerancia de ella, ayer no fui capaz de recordar la fecha de mi boda y casi no supe perdonarme tal descuido pero al mediodía, en la taberna, mi amigo Fermín tuvo que tocarme el sombrero para que le felicitara por su santo y grité de asombro porque no podría perdonarme que pasara de largo por las entelequias de mi alegría la fecha más imprescindible del año, el San Fermín glorioso que me hace repasar los momentos más preciados de mis tiempo mozos cuando con tanto disfrute viví mis fiestas del alma. Fui a casa, me puse el pañuelo rojo y con la ayuda del bastón corrí a Estafeta con todo mi entusiasmo y no supe llegar, me perdí, lloré mi desencanto y ahora deseo que el santo me haya perdonado un olvido más.