XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


GOTAS CARMESÍ

Raquel Sánchez López

La pregunta era rotunda, escueta, directa. No tenía en cuenta la multitud de servicios que prestó como misionero, la labor desinteresada que llevó a cabo con los más desfavorecidos. Tampoco valoraba su título de obispo conseguido con tan sólo veintiún años ni la ardua y laboriosa construcción de su iglesia.
Solo importaba su respuesta, solos interesaba la rendición de su espíritu rebelde.
-¿Sigues negando la doctrina cristiana?
-Si amparándome en vuestro credo hago daño a mi pueblo, los verdaderos dueños de su fe, sí, reniego.
Y sin más dilación, Fermín de Amiens acabó degollado sobre un púlpito frio de piedra que absorbió sus gotas carmesí, guardándolas como reliquias que serán veneradas para toda la eternidad.

 

POBRE DE MI

Raquel Alonso Falcon

Los ojos más furiosos y el jadeo más bravo, un bramido aprieta mi estómago y el silencio de la calle se enfrenta a algún que otro grupo de personas que sigue de fiesta.
La mañana se levanta fresca, pero mi sangre calienta recorre mi cuerpo sin que el alba y su frescura me erice la piel. Escucho los borbotones que amenazan mi locura en mis oídos, mirando ensimismado el horizonte confeccionado de barreras de madera y otros corredores.
¡Saltar me quita el nervio! me dice mi amigo Patxi. Yo sigo cavilando en las palabras del libro por el cual estoy aquí “Fiesta”.
Pobre de mí… 849 metros me separan de esta bendita locura. 

A LA HORA DEL ANGELUS

Raúl Garcés Redondo

Estaba nervioso. ¿Cómo no estarlo? Era su gran día, el momento soñado. Ese para el que se había estado preparando toda su vida.
Aunque le aconsejaron no mirar, la impaciencia le llevó a asomarse a la plaza inundada de una bulliciosa alegría blanca y roja. Le vino a la cabeza el recuerdo de sus familiares ausentes que seguro ahora mismo le observaban desde el cielo. El mismo cielo que en tan solo unos minutos, llegará a tocar.
Ya sentía el caluroso cosquilleo del que le habían hablado en la fábrica de pirotecnia. Luego vendría el subidón y por fin la explosión de felicidad que compartiría con todos los pamplonicas.